En el Partido Verde son unos loquillos y traen lana para hacer bailar al perro, está visto. No sólo para pagar los anuncios en las salas de cine -que ya nos tienen hasta la madre- y los sueldos de las estrellas de Televisa que aparecen en ellos, sino para pagar también las eventuales multas que resulten de los procesos jurídicos derivados de esa spotiza. Spotiza que de paso está sirviendo para enseñar los calzones de la nueva ley electoral que dejó algunos huecos cómodos para los partidos.
Y es que para el Verde pagar las multas resulta mucho más rentable que bajar los cineminutos de las pantallas de cine, pues según encuestas recientes hay mucha más gente que votaría por ellos en esta elección, y eso se traduce en mayor financiamiento público. Si tontos no son. Y ¿saben qué? Les está funcionando.
En las elecciones legislativas del 2009, el Partido Verde Ecologista de México, logró un 7% de la votación, más del doble de lo que entonces exigía la ley para conservar el registro y lejos de ese 1.5% que alcanzó en 1991. Pero el verdadero dato escalofriante está aquí: en el arranque del proceso electoral anterior, que fue el de 2012, las encuestas le daban al Partido Verde una preferencia de voto del 6% en tanto que hoy, en 2015, al arranque de las campañas el Verde ya trae el doble de intención de voto. Según la encuesta que se revise el partido de Galilea Montijo tiene entre 10% y 12% de intención de voto. Y según Parametría 9 de cada 10 encuestados recuerdan su propaganda.
Esa es su apuesta. Seguir rascando los huevos al tigre electoral pues saben que por mucho que le gruñan el INE y el TRIFE, no los podrán afectar en lo que a ellos les importa.
Y es que, los muy listillos tienen una estrategia jurídica que les está funcionando. Les inician proceso por un spot, revisan qué les señalan que está mal, cambian eso y lo vuelven a poner en las pantallas, pero con pequeñas variaciones. Por eso han ido mutando su slogan de “Sí cumple”, a “Pues la Verdad Sí Cumple” y a “Sí Cumple lo que promete”. Ya con eso, el acto señalado es otro y por lo tanto hay que volver a iniciar el proceso jurídico y esto se ha vuelto el cuento del nunca acabar. El Verde puede argumentar que cumplieron lo que las autoridades pidieron, pues bajaron precisamente los spots que les pidieron retirar, pero no hay una resolución que alcance para todos o que le prohíba que ponga otros spots en el futuro.
La multa que una comisión del INE les impuso esta semana –y que aún debe ser ratificada en el pleno del Instituto- resulta también una cosita de risa. Para los simples mortales, 37 millones de pesos son un chingomadral de lana, pero para ellos no. Para ellos es apenas una cosquillita, pues este año el mismo organismo electoral les dará casi 445 millones de pesos como financiamiento, así que tienen para soportar ése y otros cañonazos sin que se les despeine el copete. Es mejor pagar eso y tener más votos, ya que eso se traducirá en un mayor financiamiento en el futuro. Imagínense: si las encuestas no mienten, los muy jijosdesú tendrán el doble de votos y por ende el doble de financiamiento en 2018. Al menos $890 millones nomás para ellos. Les conviene jugársela ¿no?
Eso en caso de que la multa proceda, porque los líderes verdes ya advirtieron que la van a impugnar en el Tribunal Electoral de la Federación, que tiene fama de favorecer al PRI y a sus compas, así que es posible que sólo quede en bravuconada de los muchachos del INE y ni siquiera tengan que desembolsar esos 37 melones.
Por eso es que más vale que vayamos diciendo adiós a la peregrina idea de ir al cine y ver una película a gusto sin antes chutarnos las mamarrachadas del Verde en spots pues ya encontraron la forma de darle vuelta a la ley para seguirnoslos recetando.
A destacar
1.- Junto con el Verde el INE quiere multar a Cinemex. Un dato: su dueño, Germán Larrea, es el segundo hombre más rico de México según la lista de Forbes que se publicó esta semana, está sólo debajo de Carlos Slim. Tiene 13 mil 900 millones de dólares. Así que la multa ni a cosquilla llega.
Esta columna sólo refleja la opinión de su autor.
Escrita por: Ricardo Salazar.
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