Tal vez los titulares de los noticieros, periódicos y medios de comunicación se los lleven las organizaciones terroristas de corte supuestamente islámico de Medio Oriente, que por historia es su territorio y su lugar de acción, pero se deja en el olvido grupos que actúan en otras latitudes.
Existe un grupo que en los últimos meses ha llenado de pánico a las poblaciones del sur de Nigeria, cuya mayoría es cristiana.
Está organización se caracteriza por atacar iglesias, por secuestrar niñas y otro tipo de hechos que han creado un pánico en todo el país, incluyendo el norte de Nigeria cuya mayoría es musulmana.
Este grupo, es conocido como Boko Haram, fundado por Mohammed Yusuf, presentado como un líder espiritual que aborrecía la “modernidad occidental” considerándola contrarias a los valores del Islam. Su vida terminó de manera trágica, según la versión oficial, trató de escapar cuando fue detenido por la policía; sus seguidores abogan por la versión de que fue deliberadamente asesinado a quemarropa por los cuerpos policiales nigerianos.
Sea cual sea la verdad, Boko Haram saltó a la fama y cobró notoriedad el 14 de abril de este año, cuando el grupo terrorista tomó a 230 niñas de un internado, secuestrándolas, acto que justificó su líder Abubakar Shekau argumentando que la educación de las mujeres está prohibida, ya que su interpretación de la Sharia dice que deben criar a los niños y estar al pendiente de sus esposos, a lo que muchos líderes islámicos se opusieron a tal interpretación de la ley islámica.
Ahora hay que establecer el papel y la importancia de este grupo nigeriano en el panorama mundial, que más allá de hablar del islam en una forma totalmente desvirtuada, es importante saber que actúa en el país con mayor producción de petróleo en África, además de ser una de las mayores potencias económicas del llamado continente negro. Por ende es un país clave en el mercado del crudo lo que lo ha llevado a crear vínculos estratégicos con diferentes países en todo el planeta, incluyendo un acuerdo petrolero con China.
Está alianza con el país asiático fue la que desató el caos en el país africano, pues Nigeria cedió algunos pozos petroleros a compañías chinas, específicamente a China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), por lo cual Francia e Inglaterra no vieron con buenos ojos y buscaron desestabilizar y dividir al país en Norte y Sur o en islámicos y cristianos.
Arabia Saudita y Catar, son actores que viven en las sombras y que gustan de financiar grupos “islámicos” para desestabilizar países, el más claro ejemplo Al Qaeda o ahora su versión moderna el ISIS. Desestabilizar a Nigeria crea un beneficio para estos países pues lo somete a su jerarquía y poder para regular el mercado mundial de hidrocarburos, dejando a Nigeria sin la autonomía para controlar el negocio en el continente africano.
Lo más interesante y paradójico de esta secta o grupo criminal, es que habla de los peligros de occidente para su supuesta interpretación del islam, pero a lo largo de sus actos de violencia, sólo han atacado a la población nigeriana, siempre respetando a las empresas occidentales.
Parece ser que desestabilizar países africanos por petróleo, como es el caso de Nigeria o Libia, o por recursos, como fue el caso de Malí o Sudán, es la estrategia del corporativismo imperialista hoy en día.
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