“Nuestro” presidente viajó hacia la capital norteamericana para reunirse con su homólogo Barack Obama, una reunión que presentó en la agenda temas relevantes en las relaciones entre ambos países, así como situaciones particulares, sobre todo de nuestro país, que han rebasado fronteras como el caso específico de los Normalistas.
Es interesante que el primer viaje oficial del presidente mexicano sea a tierras estadounidenses ya que el 2015 será un año crucial por las elecciones que se llevaran a cabo en varios estados, incluyendo el “polvorín” del estado de Guerrero conjuntamente con otras ocho gubernaturas que estarán en juego.
En total 2,159 puestos políticos estarán en la disputa dentro del juego político nacional, lo cual Barack Obama y la cancillería de los Estados Unidos están muy atentos en los posibles escenarios que pudieran llegar a presentarse.
Las dificultades de migración, seguridad y economía son temas claves que pretenden dar una apertura y ser la punta de lanza para las promesas, discursos y argumentos de los políticos mexicanos para alcanzar el poder y un lugar dentro de la política nacional.
Es claro que el panorama luce desolador para los intereses y reputación de ambos mandatarios. Tanto en México como en Estados Unidos, la población está en una etapa de resistencia e incredulidad, añadiendo la ya constante desilusión y rabia por la forma de actuar en los gobiernos de ambos países.
Mientras en México el clamor de los normalistas desparecidos no cesa, en los Estados Unidos crece la voz de justicia por los acontecimientos raciales que ocurren desde hace algunos meses en Missouri y otros estados de la unión americana. La policía en ambos lados de la frontera está inmiscuida en una serie de alegatos, de nexos con el crimen, de cometer actos que los acercan más a los delincuentes que a protectores de la justica, y este problema debe ser tratado con profundidad por parte de ambos dirigentes, más por una cuestión de salvaguardar sus gobiernos y la estabilidad social que por un interés de crecimiento nacional.
La migración es otro de los temas decisivos. Para Obama la migración ha sido su tendón de Aquiles, un tema que desde su primer mandato ha estado lleno de controversia y plagado de irregularidades, para muestra se tiene que en la gestión del presidente Obama se han deportado a más de un millón y medio de personas.
Para Peña Nieto el tema de la migración es escabroso aunado a las múltiples aristas que presenta este escenario, sobre todo lo referente a derechos humanos, narcotráfico, tráfico de personas y crímenes que se cometen no solo con los connacionales en su recorrido hacia los Estados Unidos, sino los miles de migrantes centroamericanos que buscan llegar a lograr “el sueño americano”, sorteando cualquier cantidad de peligros, violencia y corrupción.
Tanto Obama como Peña Nieto buscaron mediante su reunión plantear una estrategia que dé resultados para la política de cada uno de sus países y que beneficie los intereses partidarios de cada uno de ellos.
Empieza el año con una trascendental reunión, sellando las pautas con las que el juego electoral mexicano moverá sus piezas al igual que se permea el campo que definirá la posición de los Estados Unidos frente a la situación de nuestro país y organizando las carreras electorales de esa naciòn para los comicios presidenciales que tendrán lugar el próximo año.
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