Dos civiles muertos y cinco policías heridos, el saldo del atentado perpetrado por un supuesto islamista en Copenhague el pasado sábado.
Omar Abdel Hamid El Hussein, es el nombre de quien se dice es el principal sospechoso de cometer este suceso, ha desatado la histeria y el debate de la situación del Islam en Europa.
El primer tiroteo se llevó a cabo en un Centro Cultural de la capital danesa, donde se hablaba sobre la libertad de expresión y la blasfemia, convocado por el polémico Lars Vilks, artista y caricaturista quien ha tenido fuertes encuentros con la comunidad islámica y algunos yihadistas lo han amenazado por retratar a Mahoma como un perro.
El hecho ocurrido en Copenhague tiene una peculiaridad, y algo en lo que se debe prestar mucha atención y no dejar pasar por alto; el segundo tiroteo se ejecutó a las afueras de un sinagoga, teniendo como desenlace la muerte de un judío de nombre Dan Uzan. Al igual que en los atentados de París aparecen víctimas de la comunidad judía, ¿Extrañeza o coincidencia? Si Omar Abdel pertenece a un grupo islamista o terrorista está por confirmarse, pero este hecho enciende las alarmas y genera una incertidumbre de lo que ocurre con la comunidad islámica y árabe en el Viejo Continente.
Los primeros reportes dieron como sospechoso a un hombre de “rasgos árabes”, lo cual no necesariamente lo haría ser parte de la comunidad islámica, pero el tema del asesinato a las afueras de una sinagoga incita a que no es el Islam y sus fieles la única preocupación de los europeos, sino que ahora el pueblo árabe, la comunidad árabe es otro enemigo con el que hay que luchar y protegerse.
La islamofobia está tomando cada vez más fuerza en Europa, con hechos como los de Charlie Hedbo, las ejecuciones que realiza ISIS en Medio Oriente y el constante estereotipo de estás comunidades que se difunden en Occidente alimentan este concepto. Pero ahora ya no solo son víctimas los que blasfeman contra Mahoma, sino que la comunidad judía se está convirtiendo en la víctima circunstancial o ideológica de los atentados en Europa.
Recordemos que los reflectores en París se los llevaron los hermanos Chérif y Said Kouachi, pero nos olvidamos de Amedy Coulibaly, aquel tercer terrorista que tomó la tienda Hyper Cacher, matando a cuatro personas, todas judías.
Empieza a vislumbrarse un modus operandi en estos sucesos; primeramente, los yihadistas o terroristas, se aseguran que sean reconocidos como islámicos o árabes y en segunda instancia atacan a la comunidad judía. Ahora ya no importa si son islámicos, los árabes también son asesinos y un peligro para los europeos, o al menos eso parece ser el discurso que se empieza a fraguar en las entrañas de países que se distinguen por su libertad, caso de Francia, o el progreso de la sociedad danesa.
En verdad será que los islámicos no toleran las burlas contra su religión y están dispuestos a llevar a cabo una cruzada, que de antemano parece pérdida y sin ningún sentido, o se estará alimentando desde algún otro lugar del mundo, tal vez muy lejano a Europa el odio y la xenofobia hacia un grupo determinado, como es en este caso la comunidad islámica y árabe.
Está es un pregunta o una hipótesis que puede tomarse como parte de un plan que supera las fronteras europeas y llega a Medio Oriente. Israel ha perdido su hegemonía y poder en Europa; en octubre del 2014 Suecia reconoce a Palestina como Estado independiente. En diciembre de ese mismo año el Parlamento europeo apoyó el reconocimiento del Estado palestino, cosa que no ha caído muy bien a Israel.
Meses después de tomarse estas posturas en Europa, comienzan los asesinatos en ciudades como París y Copenhague, se multiplican las ejecuciones perpetrados por el Estado Islámico que ahora matan jordanos, sirios, egipcios y japoneses.
La confusión impera ya en la mitad del mundo, Boko Haram causando cualquier cantidad de caos y destrucción en el principal país productor de petróleo en África; ISIS arrasando todo a su paso y estableciendo un califato medieval y retrograda a los tiempos actuales, con la supuesta interpretación del Corán a sus anchas; yihadistas alrededor de Europa combatiendo la blasfemia y cualquier cosa que atente contra su religión, pero nadie ataca Israel, nadie ataca al pueblo que ha masacrado árabes e islámicos. Ninguno de los anteriores grupos ni menciona al país que ha quitado la tierra, y tierra sagrada según sus creencias, a sus hermanos.
Los ataques de falsa bandera han sido famosos a lo largo de la historia, ¿estaremos frente a uno de ellos? es la pegunta que por ahora no tiene una respuesta contundente, pero por lo pronto solo tenemos a la islamofobia como un mal que acecha a Europa.
Por: Fernando Ortíz
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