Redes sociales, noticieros, programas de televisión, radio y cualquier medio que pudiera hacer posible trasmitir un mensaje de felicitación a la mujer fue el tópico por excelencia el pasado 8 de marzo.
Un feminismo paradójico dejaba ver en algunas de las frases que esbozaban un engrandecimiento total del ser femenino, pero más como una afrenta a un sometimiento patriarcal y cultural; Se buscaba exaltar a como dé lugar sus características y peculiaridades que su género otorga.
Bien lo decía Jesús Salazar en su artículo llamado “Día de la mujer” donde menciona: “Hay quienes quieren enfatizar la equidad subrayando las diferencias”.
Frases que rayaban en apologías sobre el feminismo denotando una aberración hacia lo masculino; en lo personal la frase que derramó el vaso fue una que decía: “Porque la mujer no nació de la costilla de un hombre, pero un hombre si nació del útero de una mujer”. Me pregunto, ¿es verdad esto? Engrandecer a la mujer es despotricando contra el hombre.
Se ha tergiversado el rol dentro de la sociedad que debe desempeñar ya sean hombres o mujeres. Buscamos una igualdad, renegando de nuestras obligaciones, y de nuestra propia naturaleza, haciendo denotar que el simple hecho de ser mujer ya es sinónimo de magnificencia, presentando al hombre como el mayor enemigo de su emancipación.
Mujeres que quieren ser hombres comportándose como tal, ¿qué buscan con presentar el 8 de marzo como “el Día de la Mujer”? Esa moda o tendencia de ahora especificar el género de niños y niñas cuando simplemente pueden denominarse niños, presenta más un recelo que una barrera que derribar.
Debo de aceptar que la mujer ha luchado por ser escuchada, por tener una voz y voto dentro del contexto político, más aún por ser considerada un ser humano que tiene alma, la cual fue otorgada en el Concilio de Trento en el año 1563. Pero hay que entender que una mujer establece su lucha no por la igualdad con el hombre, sino para ser valorada como mujer.
Mary Wollstonecraft, condenaba la educación que se daba a las mujeres, alegando que las hacía más artificiales y débiles de carácter de lo que de otra forma podrían haber sido”, veía una lucha por la mujer no contra el hombre.
Muchas mujeres caen al alegato de que ellas son las portadoras de vida y no necesitan a un hombre para hacerlo, podrán tener razón, pero siempre necesitarán de la contraparte masculina para engendran a sus hijos.
Por qué separar cuando existimos hombres que valoramos a la mujer como es y con lo que es, por qué un día especial para ellas como para dar un sedante que las calme y se sientan el centro de la sociedad por un día.
El escritor Normal Mailer alguna vez habló sobre la revolución femenina diciendo que: “Se ha convertido a la mujer en ese tipo de hombre que a mí me entristecía cuando era joven, ese que tenía que trabajar de nueve a cinco de manera aburrida y nunca era dueño de su destino. Ahí es donde acabó su revolución, su asalto al poder”.
Mujeres que se sienten orgullosas por ser las portadoras de vida, pero que en ocasiones deciden por la vida que llevan diciendo: “Este cuerpo es mío y yo mando” y el embrión ¿qué?, esa facultad biológica de tener hijos se las dio la naturaleza no se las impuso el hombre. Alegan igualdad, equidad, derechos pero sería bueno recordarles que es su cuerpo, pero no su vida, pues la vida de ese embrión puede pertenecer a otra mujer que se está gestando y por la cual deberían de velar por respetar sus derechos.
Casos donde el padre del niño por nacer exige a la mujer que respete la vida de su vástago y ésta decide no poner atención y hacer caso omiso de lo que el hombre le dice porque “ella manda sobre su cuerpo”. En verdad es este tipo de sociedad es la que queremos fomentar, donde hombres y mujeres estén enfrentados por el poder y el control.
Liberación femenina, ahí está su propia concepción de su realidad, de quién o de qué se liberan; quiero ser mujer sin serlo. Ustedes necesitan tanto del hombre como nosotros de ustedes, debemos buscar la equidad por medio de la unidad y no del desprecio y de la búsqueda de ser igual que el otro género, porque no son iguales son diferentes y eso las hace fundamentales en la humanidad.
El incendio en la fábrica textil de Triangle Shirtwaist de Nueva York, fue el parte aguas para ver las condiciones infrahumanas en las que laboraban las mujeres; provocó un cambio hacia el valor que se merecen y su aporte en la comunidad, pero no fue el banderazo de salida para fomentar el odio y una liberación femenina, una liberación femenina que parece las esclaviza más de lo que supuestamente las libera.
Cierro este artículo de opinión invitando a la mujer a que se sepa mujer, no que pretenda ser hombre, y a todas esas mujeres que han luchado por aportar a la sociedad, por ser vistas como un ejemplo, aquellas heroínas anónimas que buscan ser un ejemplo de mujer para sus hijos, no necesitan de un 8 de marzo para ser felicitadas, la mayor felicitación es saber que han hecho como mujer lo que en sus manos está para que la sociedad de un paso hacia delante desde la unidad de géneros, impulsando a los varones a luchar codo a codo con ustedes, no están solas, aunque algunas pretendan luchar de esta forma.
Felicidades a esas mujeres no por su día sino por ser mujeres.
Por: Fernando Ortiz
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