Cuenta un relato bíblico que los descendientes de Noé decidieron construir una torre por si ocurría nuevamente un diluvio. Querían hacer una construcción maravillosa, donde todos cooperaran y ayudaran con un solo objetivo.
La pretensión de dicha torre era que llegara hasta el cielo, pero según se dice, jamás pudo ser terminada ya que su dios al ver las pretensiones de este pueblo decidió confundirlos, haciendo que cada uno comenzara a hablar un idioma diferente. El desenlace final fue la nula comprensión de lo que decían unos y otros, haciendo imposible las labores de construir de tan colosal obra.
Y así llegamos hasta el día de hoy, una Torre de Babel llamada México, una obra en construcción llamada sociedad y las pretensiones de algunos por llegar al cielo.
El video promocional para una fiesta de graduación realizado por un grupo de estudiantes de un colegio reconocido como de “élite” fue lo que desató el vendaval de confusión en la construcción de nuestra propia Torre de Babel versión México.
Qué querían decir o demostrar, qué querían construir o derrumbar, qué querían presentar u ocultar. Estas son algunas preguntas para interpretar dicha grabación.
Pero no son solo ellos los que hablan otra lengua, qué quiso decir Murillo Karam cuándo frente al problema de Ayotzinapa dijo: ya me cansé. En qué consistía su cansancio, su cansancio era mental o físico, era una forma de estar más cercano a las familias de los desaparecidos o era una forma de alejarse para “llegar al cielo” del poder.
Qué tratan de decirnos los partidos políticos con candidaturas como las de: Cuauhtémoc Blanco, Carmen Salinas o Alejandro Camacho. Qué tratan de decirnos Guillermo Cienfuegos, alias Lagrimita, y su hijo Costel.
Alguien nos está queriendo confundir, no sé si sea un dios u otro personaje más terrenal, pero el resultado es que no podemos comunicarnos entre nosotros. Las clases acomodadas no entienden a las clases más vulnerables de nuestro país, no entienden qué quieren construir con marchas, reclamos; por qué arriesgan su vida en Guerrero o Oaxaca, por qué se oponen a la creación de aeropuertos, presas o industrias, por qué defienden los recursos naturales. Y en contraparte los demás no entienden por qué los de clases acomodadas hacen videos con animales exóticos exhortando al machismo y la misoginia. Por qué esos grupos derrochan millones de pesos en lujos o en fomentar un desprecio a los que no son como ellos.
Por qué esa doble cara en el mundo empresarial y en la vida cotidiana, donde se busca la forma de hacer más y más mediante corrupción, tráfico de influencias, y otro tipo de artimañas, pero cada domingo “comparten” el pan y el vino en el ritual religioso. No se entiende por qué el clero predica sencillez y esa sencillez se traduce en autos de lujo; no se entiende el lenguaje de estar en contra del aborto pero encubrir de manera grotesca la pederastia.
Aquí está nuestra Torre de Babel; México es una copia al carbón de esté relato que aparece en el Génesis, una confusión total de lenguas; mientras unos quieren construir una sociedad que nos libre de calamidades, otros están en plena contemplación de su calidad quasi divina; no existe un lengua en nuestra nación; políticos que no entienden a los ciudadanos que representan, ciudadanos que no entienden el mensaje de los políticos; la policía no entiende el código de seguridad, magistrados traduciendo los valores de justicia a su entendimiento.
El mismo relato lo dice: “Confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro”. Exactamente es lo que nos ocurre, el video de generación no fue entendido por nadie y ellos mismos de seguro están estupefactos de la reacción y sorprendidos porque nadie entendió su lenguaje.
Por qué alguien con chófer a la puerta debería de entender a otra persona que debe de caminar horas para recibir algo de educación escolar. Por qué alguien debería de entender el sufrimiento de un niño que ha sido abusado si con una oración es suficiente. Por qué se debería de impartir justicia si con un ajuste de cuentas es suficiente.
La Torre de Babel mexicana supera por mucho a la de aquella zona de Babilonia, y peor aún no es nuestra intensión entender las otras lenguas. No entender a los demás ha dado algunos el poder y la capacidad de estar arriba olvidándose de los que está construyendo la torre. Otros por estar construyendo la torre han perdido la capacidad de voltear al cielo y tener el sueño de llegar a él. Sin duda nuestra Torre de Babel, vocablo que significa confusión, es una triste realidad del México actual.
Y en qué acabó la historia bíblica de la Torre de Babel, en la dispersión de todos los hombres hacia la faz de la Tierra. Nunca se terminó de construir dicha torre, ya que la confusión que reinaba hacía imposible lograr la monumental tarea, esa tarea de todos participar y crear un bastión que ayudará a sobrevivir de catástrofes, de ataques. Nunca se terminó de construir la torre que llegaría al cielo.
Posiblemente este sea el destino de nuestra esperada sociedad mexicana, cada quién con su lengua construyendo sus pequeños feudos o aldeas, llegar a sus propios cielos, ante la indiferencia de lo que los demás hacen, al fin que no los entendemos ni nos intentamos hacerlo.
Por: Fernando Ortíz.
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