En las últimas semanas, el tema de los ataques en contra de Gaza, perpetrados por las Fuerzas de Defensa Israelíes conocidas como IDF, han dado mucho de qué hablar, ya sea por el uso de armas prohibidas en los ataques o por las más de 1000 muertes civiles, en su mayoría niños.
La complejidad de esta situación podríamos asentarla en enero del presente año, cuando el presidente de la ANP (Autoridad Nacional Palestina), Mahmud Abbas, hizo a un lado a la compañía British Group, quitando la concesión de explotación del gas, otorgando ahora ese beneficio a Gazprom, compañía de origen ruso, con la intensión que Rusia y Palestina fortalezcan la cooperación bilateral en el sector energético, aunado a la explotación del petróleo en Ramallah, consolidando así a la nación rusa como una potencia en la región euroasiática, cobijada por sus alianzas estratégicas con China y los países de Medio Oriente: Siria, Líbano, Irán y Palestina.
Esto ha provocado la preocupación por parte de Israel y EUA principalmente, por lo que el presidente Netanyahu aprovecho la muerte de tres jóvenes israelíes, para atribuir el asesinato sin más pruebas que su propia declaración, al grupo Hamás, argumentando que esa acción era un acto terrorista, provocando así la incursión en la Franja de Gaza bajo la operación “Margen Protector”.
Es importante señalar que el conflicto no es un problema religioso ni es una lucha entre el judaísmo y el islam, o viceversa, es un conflicto nacionalista creador por parte de la facción sionista israelí que busca a como dé lugar tomar total control del gas de los yacimientos conocidos como Gaza Marina I y II, perforados en el año 2000 pertenecientes al estado de Palestina.
Por el otro lado, el gobierno de Hamás busca una defensa política por obtener las ganancias que les corresponden, según el derecho internacional, por la explotación de sus recursos, intentando con esto tener una solvencia económica que le dé libertad e independencia para sobrevivir al cerco establecido desde hace algunos años.
El hecho es que los bombardeos en Gaza son un movimiento más en el tablero mundial; la depredación por el gas natural e hidrocarburos es una acción común en la actualidad, México no es ajeno a la situación mundial, por eso la presión por comercializar su petróleo. Ahora Medio Oriente, África y Latinoamérica son vistos como la gran reserva energética ante los grandes países consumidores de hidrocarburos.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Fernando Ortiz C.
@geopoliticaintl
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