Por: Fernando Ortiz C.
Los héroes de nuestro país se quedan cada vez más y más en el pasado, dando paso a una nueva clase de personajes que los medios de comunicación difunden y que la sociedad se encarga de darles su tiempo y propagación, posiblemente como una salida ante la realidad oscura y sin rumbo por el vamos como nación.
Nunca fue tan cierta la frase “Todos tenemos derecho a cinco minutos de fama”, como lo dijo el artista del movimiento Pop Art Andy Warhol, expresión que se ha llevado al extremo en nuestro país, donde cualquier persona que corra con la “suerte” de ser videograbado en plena acción y logro de sus hazañas puede pasar a la historia como héroe nacional.
Las redes sociales han viralizado el seudónimo de Lord, para todos aquellos varones que en un desplante de magnificencia, poder, corrupción o cualquier otro acto, generalmente deplorable, se convierte en tema de conversación y después de un tiempo se impregna de un aura de heroísmo o en su defecto como parte de un chiste dentro del argot popular del mexicano.
O la expresión Lady, para todas aquellas mujeres que se exhiben ya sea por sus influencias, su poder económico o simplemente por sentirse parte de la realeza mexicana.
El caso más reciente de una Lady mexicana, el de una señorita en pleno estado de ebriedad; conforme es grabada en pleno acto de corrupción se empieza a trasformar en un ícono de la belleza, cautivando seguidores a lo largo y ancho de la nación dejando su falta en un segundo grado y convirtiéndose en una figura pública con relevancia nacional.
Entre el acto de denunciar los desplantes o las amenazas de estos personajes, se cae paradójicamente en engrandecer sus acciones dándoles un reconocimiento inverosímil, generalmente con la justificación de ser gracioso. Recuerdo aquel momento “histórico” del entonces Presidente de la República Felipe Calderón cuando exhortó a los deportistas de la delegación mexicana que participaría en los XVI Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 a que sacaran el “fua”, expresión aportada por un ilustre mexicano que fue detenido en estado de ebriedad grabado en Tepic. A falta de héroes cualquier personaje es digno de reconocimiento.
Hace unos cuantos meses, la prepotencia de un guardaespaldas fue grabada cuando agredía a otro conductor, la fama no se hizo esperar para el hombre al que protegía, el cual obtuvo el título de Lord obteniendo sus cincos minutos de fama, ya que tan distinguido personaje se vio ofendido por un altercado vial. Entre la gloria y la acusación, este hombre terminó siendo buscado por diversos delitos.
Un caso también que revoloteo por las redes sociales, auspiciado por la hija de un héroe nacional que dirigía a la selección nacional en el mundial de Brasil 2014, quien insultó, lanzó improperios y descalificativos a los aficionados mexicanos que criticaban a su padre, héroe nacional de aquel momento. Meses después esta misma joven, tuvo su acto de clase golpeando a un comentarista (para algunos otro héroe nacional) lo cual a la larga le terminó constando a su padre el puesto de entrenador del seleccionado mexicano.
Cuando el capricho, un berrinche y una mesa se juntan dan como resultado una Lady, esa que tendrá el poder de llamar a su padre, titular de una secretaría para que abogue por sus suplicas y termine clausurando el lugar que le negó la mesa que ella pedía.
Existe una línea muy delgada entre utilizar los medios de comunicación para denunciar las atrocidades, desplantes de poder y grandeza de algunos funcionarios o individuos de la sociedad, y la contraparte de que estas denuncias se vuelvan un escaparate para lograr fama y reconocimiento.
Engrandecer a quien cometió un delito, al que infringe la ley, a quien es corrupto es una triste realidad que se empieza a establecer en nuestra sociedad. Una joven ebria pasa a ser reconocida por su belleza y se olvida la trasgresión a la ley que cometió, tal cual como se hace con un criminal al que se justifica su espíritu de Robin Hood, que gracias a que es uno de los más grandes capos de la droga es un buen hombre porque ayuda a los demás.
Estamos construyendo héroes de papel, pero esto profundizando en un análisis es la consecuencia de la falta de líderes y de personajes que sean un ejemplo para la sociedad, no digo que no existan en México, pero no se les da la difusión para ser reconocidos.
Y entonces surge, en medio de la fama de la mujer que con un billete quería corromper a las autoridades, Olga Medrano quien se convirtió en la primera mexicana en ganar una medalla de oro en la Olimpiada Europea Femenil de Matemáticas, algunos la comenzaron a llamar Lady Matemáticas, pero con la popularidad que se ha dado al término no sé, sinceramente, si es un cumplido o un insulto.
Poco se habló de esta mujer, quien obtuvo una beca para estudiar en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets y que puede convertirse en un verdadero ejemplo y motivación para jóvenes y sociedad en general de tener un logro que trasciende, que con esfuerzo y dedicación se puede llegar alto y tener algo de reconocimiento; todo esto opuesto al discurso que parece los medios buscan enfrascarse en trasmitir que es: comete un delito, se gracioso y posiblemente obtengas la notoriedad y fama que buscas, sin esfuerzo, solo infringiendo la ley.
Queda claro que también es una realidad que en nuestro país vivimos rodeados de personas que se creen de la casta imperial y que por el hecho de tener un puesto en la política o tener un nivel socioeconómico privilegiado pueden hacer a sus anchas lo que quieran y gusten con la ley, o peor aun sometiendo y denigrando a las personas que tienen que soportar sus indolencias y desfachateces, como aquellas mujeres que llamaron asalariados a miembros de los cuerpos policiacos en Polanco quienes las detuvieron, una Lady que obtuvo su popularidad por una fugaz participación en un reallity show.
La sociedad somos cómplices por darles un reconocimiento, pero al mismo tiempo podemos presentar esta realidad donde hombre y mujeres creen que lo merecen todo; denunciar sí, aplaudir no. Es por ello que me he limitado en este artículo a solo mencionar los hechos que han dado una inmerecida fama a este tipo de individuos; solo nombro a quien realmente es un ejemplo, Olga Medrano.
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