Por Pablo Montaño
Con la voz cortada y los ojos llenos de lágrimas, Isabel Otero denunció con todo su coraje a aquel que intentó violarla (el capitán Daniel Vázquez), a sus cómplices y a la empresa (Interjet) que prefirió escuchar al agresor y acusar a la victima de padecer esquizofrenia. Un video de poco más de una hora que muestra la impotencia que las mujeres viven en un país que se rehúsa a atacar su machismo estructural. Isabel busca aliados en el todo y la nada del internet, pide que compartan “para que algo pase”, en México la justicia se reduce a un acto de fe, a una casualidad.
En su genuino arranque de rabia no se imaginó que su video alcanzaría casi 7 millones de vistas, quizás tampoco se imaginó los insultos, las noticias falsas que anuncian su muerte y el acoso, ahora por parte de miles. Sin embargo, sí imaginó su muerte, en dos ocasiones pide que no se le olvide si es que se cuerpo es encontrado en un canal; a Isabel no se le escapa en qué país vive, sabe que su vida ahora corre doble peligro, por ser mujer y por no quedarse callada.
Interjet salió a anunciar que está analizando puntualmente la situación, de suerte para ellos, su propia empleada (o ex-empleada) ya lo hizo:
Contexto: la precariedad laboral como antesala de múltiples abusos
“Nos pagan $4,000.00 MXN a la quincena… también me enteré que no están haciendo las aportaciones que tienen que hacer (Afore e Infonavit)… vale gorro sus sistemitas y sus valores son pura mentira… a ver si no pierdo el trabajo… porque ahora resulta que yo soy la loca…”
Interjet y su política de culpar a la victima
“No es posible que nosotras nos tengamos que aguantar y que se tenga que quedar, así como si nada, porque nosotras rompimos el contrato, entonces: ahora sí, que te violen y chíngate…”
Después nos habla al resto.
La necesidad de hablar y no quedarse callada
“Ayuden a difundir esto, para que se sepa, para que se frene esto, para que, si hay alguna otra niña a la que le haya pasado lo mismo o a la que sí le hizo daño, pueda hablar; para que, en este méndigo país las leyes sirvan de algo; para que, estas empresas se vean obligadas a no permitir este tipo de cosas… y si me pasa algo, que de menos que se sepa, ya no se queden calladas…”
Y para aquellos y aquellas que la acusan de no haber hablado a tiempo.
¿Cómo se vive un acoso?
“yo estaba en contra de las que se quedaban calladas, y yo no me considero una persona cobarde, pero me sentí chiquita, me sentí vulnerable, estoy sola y me dio miedo que me hicieran algo, la verdad es que no supe qué hacer… “
Gracias, Isabel.
@Pabloricardo2
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