Por el momento sólo hacen cuadernos
Esperan poder llevar la idea a producciones industriales para generar un impacto positivo en el medio ambiente
Leopoldo Benítez descubrió un hongo capaz de degradar las colillas de cigarro. Desde entonces, él y Paola Garro crearon la microempresa Eco Filter, para reutilizar deshechos de forma casera en la elaboración de papel, y así disminuir la tala y la contaminación de mantos acuíferos.
“Queremos hacer una revolución del papel. No cambiar la manera de hacerlo, si no el material con el cual se hace”, aseveró Polo a El Universal.
Mexicanos crean material más resistente que el concreto a base de ceniza y papel
En México hay 14 millones de fumadores quienes consumen en promedio 250 millones de cajetillas al año, en total 50 mil millones de colillas de cigarro. Una gran parte no termina en un bote de basura, sino en las calles, playas y bosques de acuerdo con información de la Secretaría de Salud.
Conocedor de este problema, Leopoldo, quien estudiaba Biología en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, de la UNAM, buscó posibles soluciones. “Cuando estaba en el problema existencial de qué debía hacer mi tesis, se inundó la tarja del laboratorio. Me acerqué a limpiarla y vi el caos que provocaban sólo cuatro colillas, me llevé la idea y pensé en cambiar el material con el que se hacen los cigarros”.
En ese momento el joven halló una manera de acelerar la degradación de las colillas, que en condiciones normales tardan hasta 25 años.
No fue fácil, pero junto con dos biólogos de la FES, comenzó un equipo para planear la expansión del proyecto. Fue entonces cuando se sumó Paola, administradora de la Universidad Tecnológica de México (UTM) en Oaxaca. Ella planteó convertir la idea en un negocio verde.
“Es una historia bien bonita”, reconoció Polo, como le dicen sus amigos y familiares.
En otros países ya había ideas similares, pero no sabían qué hacer con los deshechos después de haberlos recolectado.
“Nos dijeron una y otra vez: México no está listo para eso. Llévenselo a otro lugar del mundo. ¿Cómo es posible que los propios mexicanos te saquen?”, lamentó Paola, pues era mayor el interés en el extranjero que en el país.
Hace cinco años, cuando el proyecto comenzaba, investigadores de países como Suiza, Inglaterra y Argentina los contactaron debido al interés en su propuesta.
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