Unos 20 mil mexicanos con doctorado residen y trabajan en Estados Unidos, de acuerdo con datos recientemente obtenidos por el Baker Institute. Esa enorme sangría beneficia al país del norte, dice por su parte un trabajo del portal especializado McClatchy, aunque los estadounidenses suelen pensar, de manera equivocada, que México envía a su gente más pobre e incluso a “criminales”, como dijo Donald Trump.
Los mexicanos con altos niveles escolares dejan el país, en contra de su voluntad, después de buscar empleos. Muchos creen que es problema de las propias universidades en México pero la mayoría coincide en que es el gobierno: hay una falta de visión por la ciencia, y una clara carencia de voluntad política.
Muchos de los enviados al extranjero van con el apoyo del gobierno, que otorga unas seis mil becas al año sobre todo para posgrado. Muchos estudiantes nunca regresan y otros, si vuelven, encuentran un desierto de oportunidades. Y esta fuga de cerebros alimenta las universidades y los centros de estudios de Estados Unidos.
“La falta de oportunidades en la educación superior es a menudo citado como uno de los principales obstáculos para el desarrollo socioeconómico de México. Por otra parte, los mexicanos con estudios de postgrado a menudo utilizan sus habilidades en el extranjero en vez de usarlas en el hogar, lo que limita el acceso del país a la mano de obra calificada. Algunos de los que estudian, utilizan su estancia en el extranjero para trabajar; otros estudian en México sólo para trasladarse a otros países con mejores puestos de trabajo y entornos sociales y económicos más estables”, dice el estudio del Baker Institute.
Fuente: Sin Embargo
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