Por: Manuel Tenedor Perez
A casi un año de los lamentables hechos registrados en Iguala, en donde desaparecieron 43 estudiantes normalistas, asesinaron a 6 personas y resultaron lesionadas otras 40, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), designado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), presentó un informe titulado: “Investigación y primeras conclusiones de las desapariciones y homicidios de los normalistas de Ayotzinapa”.
Como era de esperarse, dicho informe recopila información que contradice la precipitada resolución de la PGR. El titular de aquel entonces, Jesús Murillo Karam bautizó la investigación como la verdad histórica.
La versión oficial que pretendía darle carpetazo al caso, asegura que los 43 normalistas fueron incinerados en un basurero de Cocula, sin embargo las 16 horas que duró el fuego y las 15 llantas con las que lo mantuvieron ardiendo, fueron rechazadas por el GIEI, ya que señalan que para lograr eso, son necesarios 30 mil 100 kilos de madera, 13 mil 300 kilos de neumático y 60 horas de fuego constante.
Otra de las inconsistencias, es la omisión del quinto autobús tomado por los normalistas aquella noche. Hay antecedentes de tráfico de heroína de Iguala hacia Estados Unidos utilizando autobuses de pasajeros y según el informe del GIEI, ese quinto autobús confiscado por los normalistas provocó la movilización de todos los cuerpos de seguridad de la zona. Policías municipales, estatales y federales al parecer se comportaron más preocupados por recuperar la unidad que por evitar que entrara a Iguala. Lo que da lugar a la sospecha, es que en la investigación oficial no se incluye este autobús, sabiendo de su existencia.
La participación del ejército en los hechos registrados ha sido negada una y otra vez por las autoridades pero existen confesiones recabadas por el GIEI en el que da muestra de que si hubo presencia militar en la zona el dia de los hechos. Francisco Gallardo Rodríguez, ex-General Brigadier del Ejército mexicano, declaró que el ataque a los normalistas: “se trató de una maniobra militar que responde a una política de represión”.
En Puebla, Enrique Peña Nieto dijo: “Soy el primero en asumir el pleno interés, no solo como Presidente de la República sino porque la sociedad mexicana demanda y tiene razón en saber con verdad que fue lo que ahí ocurrió”. Patrañas.
El informe del GIEI deja una vez más en evidencia la torpeza y falta de capacidad del gobierno que preside Peña Nieto. La corrupción y la inexistente voluntad política de las autoridades para aplicar la ley, son la marca de la casa de un gobierno que nunca debió haber existido y un presidente que nunca debió haber llegado.
Las marchas y movilizaciones que surgieron a partir de viralización de lo ocurrido en Ayotzinapa, parecía que desembocaba en una postura solidaria de la sociedad mexicana respecto a la barbarie e impunidad que se vive en el país, pero en el hecho, hemos dejado mucho que desear. Lo cierto es que sin justicia no hay país para nadie.
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