Los sobrevivientes contaron el sufrimiento que vivieron tras ser secuestrados por una secta
‘La nueva luz del Mundo’ torturó y asesinó a una mujer embarazada y a seis menores de edad, en Panamá
Efigenia Valdés, sobreviviente de la matanza a manos de una secta religiosa en Panamá, relató el sufrimiento que vivió luego de que la secuestraran integrantes de la comunidad de Altos del Terrón, en la comarca indígena Ngäbe Buglé, Bocas del Toro, en dicho país.
La mujer se encontraba en la congregación de la secta que se hacía llamar ‘La nueva luz de Dios’, junto con su hermano y una hermana.
“Me pegaron con la Biblia en los ojos, me dejaron ciega y perdí el conocimiento. Apenitas yo escuchaba que decían que había que sacarle el diablo a mi hermano, a mi hermana y a mí, que tenías el diablo”, narró.
La víctima señaló que les reclamó a los de la secta por sus actos, y como castigo la sacaron del altar, la pusieron de rodillas y le pegaron con una Biblia y con correas, compartió Actualidad RT.
“Me pegaban y me tiraron contra el piso, me pisoteaban esto aquí [se señala el abdomen] en ambos lados y me lo apretaban al suelo, y me aporreaban el pescuezo, me lo apretaban duro y decían que el diablo tenía que salir de mí, porque yo tenía un diablo inmenso”, recuerda.
Otros sobrevivientes mostraron algunas quemaduras en el cuello, rostro y espalda, que los integrantes de la secta les hicieron.
Rubén Valdés, hermano de Efigenia, comentó que “eso nunca se había visto en la comunidad, vi a mis hermanas, las dos desfiguradas”.
De acuerdo con sus testimonios, cuando el líder de la secta asesinó a una mujer embarazada, lo hizo frente a sus hijos y dijo que estaba cumpliendo las órdenes de Dios de “eliminar un demonio”.
Al respecto Pacifico Blanco, un aldeano, mencionó a AFP que “usaron el nombre de Dios aquí para atrapar y secuestrar personas, para seguir matando”.
Otro más relató que escucharon “el alboroto”, pero que no hicieron caso, ya que anteriormente se habían realizado rituales en el lugar pero sin mayores incidentes. Además de que el interior del templo no estaba a la vista, por la vegetación y las paredes altas.
El jefa indígena local, Evangelisto Santos, manifestó que no duermen ni de día ni de noche, a consecuencia de los hechos, aun cuando existe personal de la policía en la zona para protección de los aldeanos, y la búsqueda de otras sectas que puedan operar en la región.
Cabe recordar que el día que la policía halló la iglesia donde se hacían los rituales, encontraron a 15 personas secuestradas, entre ellas niños, que iban a ser asesinados.
En esos momentos detuvieron a 10 personas, entre ellos un menor de edad, acusados por torturar y asesinar a una mujer embarazada, seis menores de entre 1 y 17 años, que fueron encontrados en avanzado estado de descomposición en una fosa común.
Los hechos se produjeron un mes después de que autoridades detuvieran a 17 extranjeros, que supuestamente pertenecían a una secta religiosa, en el distrito de San Carlos, Panamá Oeste, y que habían sido expulsados de Costa Rica.
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