Entrevista con Francisco Cuamea, subdirector del periódico Noroeste de Sinaloa
Para reportear en un país bajo la amenaza del narcotráfico, lo importante es saber cómo publicarlo
Por Juventino Montelongo
Francisco Cuamea Lizárraga tiene 42 años, de ellos, 15 los ha pasado trabajando en el periódico Noroeste, en donde ha ocupado los cargos de reportero, editor, jefe de información y ahora subdirector, tanto en el puerto de Mazatlán como en la capital del estado, Culiacán, Sinaloa.
Sinaloa, como Michoacán, Tamaulipas o Guerrero, por poner sólo unos ejemplos, son estados que llevan décadas bajo la amenaza del narcotráfico, el cual permea la vida de todos los habitantes, incluidos los medios de comunicación.
En un estado en donde en cinco meses han muerto 619 personas, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el actual gobernador, el priista Quirino Ordaz Coppel, ya superó el 64 por ciento de los homicidios cometidos durante 2016 en Sinaloa, cuando cerraron el año con 961 muertes.
Por ello, Cuamea, quien ha publicado sus artículos en sitios como Newsweek en Español, SinEmbargo, El Universal, Río Doce y Aristegui Noticias, además de impartir talleres de Decisión Editorial en entornos violentos para el Instituto de Prensa en Tijuana, Zacatecas, San Pedro Sula y Tegucigalpa, Honduras, asegura que más que vivir una guerra como la conocemos en Medio Oriente, existen ciertas características que vuelven diferente a la violencia que se vive en un estado donde el narco ha hecho base.
De acuerdo con los estándares internacionales en Derechos Humanos, no se podría hablar de una “guerra” o guerrilla, “pero en los hechos esto es una especie de insurgencia anarca, por decirlo de alguna manera, y esa insurgencia no aspira al poder político, sino que aspira al poder de facto, el de poder tener influencia suficiente para llevar a cabo sus negocios ilícitos”, asegura en entrevista.
Él define la violencia en Sinaloa como una “insurgencia con un fin económico utilizando medios violentos”.
La violencia no tiene una sola cara
“El hecho de haber cubierto balaceras o hechos violentos me ha ayudado ahora que he coordinado reporteros o equipos de reporteros para intentar hacer una cobertura segura. Como reportero me ha tocado ver varios enfrentamientos, me ha tocado ver gente quemada, asesinada, de todo tipo”, comenta el subdirector de Noroeste.
Además, aclara que la violencia se divide por el tipo de situaciones, señalando que un enfrentamiento armado es una situación de riesgo muy concreta, “pero también hay situaciones de riesgo cuando te trasladas a donde no hay balazos por los cielos, pero con el sólo hecho de ir a zonas rurales te puedes topar con gente peligrosa”.
Sin embargo, él también considera que hacer un trabajo de investigación representa un riesgo, “porque no sabes qué callos vas a pisar o qué personas vas a descubrir y que no quieran salir a la luz pública”. Así, señala que las situaciones de riesgo comparten algo en común: la alta corrupción que hay en México.
¿Cómo fue escalando la violencia?
“Matar a un periodista ahora ya sale barato”, comenta Cuamea Lizárraga, quien recuerda que antes, al menos en Sinaloa, impedían matar a periodistas porque sabían que el costo político era muy alto.
Vale la pena recordar que antes de 2008 había un solo cártel en Sinaloa, por lo que buscaban mantener la “plaza” tranquila porque es su hogar, además de ser su centro financiero y de negocios. Pese a esto, después de que el grupo criminal de los Beltrán Leyva se separó del Cártel de Sinaloa, las posibilidades de riesgo aumentaron debido a los enfrentamientos entre ellos y posteriormente contra las fuerzas armadas del gobierno.
Después, y en todo el país, comenzaron a matar periodistas con altos grados de impunidad “en el sentido de que los responsables no fueron castigados, por ello, ese costo (político) se abarató. Ahora puedes matar a un periodista y no pasa nada, como el caso reciente de Javier Valdez”.
Para Cuamea Valdez era el periodista que ha logrado más trascendencia, no sólo en Sinaloa, ya que él era conocido a nivel internacional, sin embargo, su caso ha quedado como todos los demás, olvidados por parte de las autoridades de orden estatal y federal.
¿Qué casos violentos te han impactado más?
“En mi caso particular e incluso de Noroeste lo que más nos ha impactado son las muertes de las personas inocentes. Es algo que nos pega mucho porque nos parece injusto de que alguien sin deberla ni temerla pierda la vida. Le han arrancado la vida a muchas personas de manera injusta, incluso frente a sus hijos sólo porque chocaste, entonces alguien se enoja y te mata”.
Para él y el equipo del periódico más que el escándalo de las balaceras, lo más impactante es que “personas inocentes pierdan la vida por la culpa de maleante y criminales que no tienen trabajo o no quieren trabajar”.
¿Cómo lidias con estas muertes?
“No sé cómo contestarte”, dice entre risas nerviosas. “Por un lado me compenetraba mucho con la familia de las víctimas, trataba de ayudarlos, trataba de conectarlos con organizaciones, con gente que los pudiera ayudar psicológicamente, además del trabajo periodístico. Nos involucrábamos tanto que visitábamos sus casas y tratábamos de acompañarlos”.
Al paso del tiempo, se lamenta, ya no alcanza el tiempo ni el dinero ni la voluntad o las fuerzas, “porque te saturas”, y no se puede “comprar” el dolor de toda la gente en Sinaloa, ya que en este estado también hay desplazados, como en Guerrero, fosas clandestinas como en Veracruz, desapariciones forzadas como en el Estado de México, “son tantos los casos que ya no te alcanza la fuerza para involucrarte hasta el punto de darles un seguimiento personal”.
Asesinatos y ejecuciones no son cosa de un día al mes, ya que al tener un puesto directivo, a Cuamea le llegan noticias de los reporteros de Noroeste diario, por ejemplo, dice que se acuesta con la noticia de que mataron a una pareja y se despierta enterándose del asesinato de algún narco, “todos los días me llega información de asesinatos y haces un esfuerzo por que eso no te trague”.
Para finalizar, el subdirector de Noroeste da una recomendación para los periodistas que cubren eventos de alto riesgo, primero, asegura que en el diario todo se publica, por lo que no ocultan ninguna clase de hecho, violento o no violento, “lo importante es saber cómo publicarlo”.
“Partiendo de ahí la recomendación es no mentir, decir siempre la verdad y atenerte a los datos que tienes, no hacer interpretaciones que puedan distorsionar el mensaje. Lo importante es decir la verdad y documentarla”.
Sé parte de la conversación