Los albergues se han vaciado paulatinamente, algunos ya cerraron
La gente abandona el refugio cuando recibe la ayuda, “nos dijeron que así como recibías el apoyo, tenías que irte. No te dan la prórroga para que busques y después (puedas) salirte”, expresó una damnificada
Luego de tres semanas del sismo del 19 de septiembre, los albergues delegacionales de la Ciudad de México han cerrado paulatinamente. Uno de ellos estuvo en el deportivo Cuauhtémoc, en el cual hubo hasta 150 personas. En el de Mina se recibieron hasta a 60 afectados, pero ahora sólo están 15. Según los encargados de los lugares, más de la mitad de las personas que estaban en los refugios no eran damnificados; por ello, cuando les pidieron datos sobre sus viviendas, abandonaron los lugares.
El resto se ha retirado conforme han recibido sus apoyos para el pago de renta y reconstrucción de casas, y quienes todavía están en los albergues siguen a la espera de los mismos o tienen problemas para acreditar daños en sus viviendas, de acuerdo con información de La Jornada.
Mónica Gómez fue trasladada el domingo pasado del deportivo Cuauhtémoc al de Mina. “Nos trasladaron porque allá tenían que volver a iniciar sus actividades”, dijo al mencionado medio. Al primer refugió llegó el 22 de septiembre. El edificio donde habitaba con sus tres hijos, localizado en República de Perú, en el Centro Histórico, fue declarado inhabitable.
Refirió que después del cambio de albergue dos de sus hijos, quienes ya están casados, optaron por buscar por su cuenta dónde vivir, mientras el otro fue recibido por un familiar, y Monica es la única quien sigue en Mina, pero el pasado viernes ya recibió la ayuda para la renta, por ello ahora trata de encontrar un lugar para vivir.
“Nos dijeron que así como recibías el apoyo, tenías que irte. No te dan la prórroga para que busques y después (puedas) salirte. Está mal, pero, ¿qué puede hacer uno? Ahora sí que hay que empezar a buscar”, expresó.
Mónica es demostradora los fines de semana y también vende productos para el cuidado personal a sus conocidos. Contó que luego del movimiento telúrico ha tenido sensaciones de estrés: “Han pasado tantas cosas… Tu vida cambia radicalmente, el ritmo de vida que llevabas ahora es diferente”.
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