“Me duele mucho no tenerlo, no oírlo; pero no siento que se me fue del todo”, dice Rosa Aidé.
Rosa Aidé, originaria Sinaloa, perdió a su hijo en un accidente automovilístico y a pesar de su pena, decidió donar sus órganos para permitirle a otras personas obtener una mejor calidad de vida.
Cuando ella recibió la noticia sobre el accidente de su hijo, se dirigió inmediatamente al hospital, donde tras entubarlo, los médicos le notificaron que debían operarlo de emergencia.
“Desde que llegó me lo reportaron grave, pero ya nunca despertó”, cuenta.
Rosa Aidé es asistente médico, por lo que sus años de experiencia en intervenciones quirúrgicas le dijeron que las posibilidades de su hijo eran escasas.
Ellos habían platicado antes acerca de la donación de órganos y su hijo le había dicho que compartía con ella el deseo de salvar la vida de otras personas a través de la donación.
Por ello, tras el accidente y muerte de su hijo, Rosa tomó la decisión de donar los órganos del joven.
“Me duele mucho no tenerlo, no oírlo; pero no siento que se me fue del todo. Le dio vida a cinco personas. En el pecho siento mucha tranquilidad, me siento muy orgullosa de él. Son tantos sentimientos bonitos. No siento que mi hijo se fue del todo, siento que en algún lugar está ahorita. Pienso: hijo, alguien está viendo a través de sus ojos”, dijo.
Fuente: SinEmbargo
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