En México tenemos la costumbre de recurrir a dichos o refranes para contrarrestar las interrogativas culturales y dudas existenciales que se nos van presentando en el transcurso de la vida. En muchos casos, el refrán de rima contagiosa y pegajosa entonación, se imponen a la capacidad de razonamiento acerca del entorno y da carpetazo a un posible debate más extenso acerca de las encrucijadas que se viven en el país.
Dentro del extenso catálogo de este tipo de frases, que no precisamente son de origen mexicano, hay uno que ya es dogma de vida para la clase política del país: “divide y vencerás”.
En la recta final de las campañas políticas y de cara a la jornada electoral del 7 de junio, se puede sentir que esta estrategia sigue siendo usada por la casta para defender sus intereses y prolongar los bastos privilegios que se “juegan” en cada elección.
Los discursos polarizadores se adueñan del rumbo de la discusión política y las posturas político-ideológicas se acompañan de banderas, playeras, gorras, bolsas y hasta dádivas directas por el sufragio.
Los argumentos se fortalecen tanto en los que aún están intentando convencerse de votar por decisión propia, como en los que ya decidieron que no lo van hacer. Al final del dia, seguimos divididos y parece imposible acordar objetivos benéficos para todos, que estén exentos de la buena voluntad de los partidos políticos y que no requieran de una postura partidista para lograrlos.
La historia reciente nos dice que el PRI no gana elecciones limpiamente. Las violenta, las mancha de sangre y se las roba pero lo que nadie puede negar es que elección tras elección se organiza para ejecutar sus particulares métodos de fraude electoral que les permita alargar la dictadura y acumular más poder.
Se dice que lo ideal sería que nadie vote para dar un mensaje rotundo y directo a la clase politica del pais pero siendo sinceros, con el nivel de cinismo y la falta de ética de los personajes que conforman la casta, es una ilusión que eso les pueda sensibilizar en algo.
El plano imaginario en el que el pueblo mexicano lograse una organización de tal magnitud en la que la mayoría del padrón electoral (no de los mexicanos) anule su voto, bien podría ser enfocada para algo más trascendental para el país que simplemente anular o no ir a votar. ¿Qué sigue después de las elecciones?.
Los problemas del país, no se van a solucionar votando cada tres años. La política y la democracia no solamente se ejercen cada que hay elecciones. El cambio si empieza por uno mismo pero nunca se va consolidar sino aceptamos que necesitamos de más personas con voluntad de cambio alrededor nuestro para que las cosas cambien.
La estrategia de dividir para vencer es muy efectiva y por lo mismo, las elecciones pueden ser de utilidad para dividir ese poder de los partidos políticos en el Congreso porque antes de acusar a los demás de validar un sistema fallido de democracia burguesa por insistir en el voto, no hay que omitir que durante el proceso de acumulacion de poder político, la apatía, ignorancia y soberbia, han dado muchas ventajas.
“La primera vez que me engañes, será culpa tuya. La segunda será culpa mía”
-Proverbio árabe
Por: Manuel Tenedor.
Sé parte de la conversación