Se sabe que en la defensa del castillo de Chapultepec pelearon más de 800 soldados mexicanos
Juan Escutia no se arrojó del Castillo, sino que cayó abatido a tiros junto a otros cadetes
Un día como hoy, pero de hace 153 años, seis “niños” estudiantes del Colegio Militar daban su vida para defender el Castillo de Chapultepec que era invadido por tropas estadounidenses.
Esta es la historia oficial que nos han enseñado en las escuelas. La anécdota solo resaltó la labor de seis cadetes, sin embargo, hoy se sabe que aquel 13 de septiembre, en el Castillo de Chapultepec se resguardaban más de 800 soldados mexicanos, que además fueron apoyados por el batallón activo de San Blas, integrado por 400 hombres y más de medio centenar de cadetes del Colegio Militar.
El 13 de septiembre de 1847 en la Batalla de Chapultepec murieron 600 hombres y 400 soldados desertaron.
A lo largo de los años, han sido diversas las historias que nos cuentan en torno a la vida de los Niños Héroes y cómo la clase política en México se encargó de inmortalizarlos, bajo la excusa de que dieron su vida por la patria.
Dentro de esta histórica anécdota se encuentra lo hecho por el militar Juan Escutia, quien se arrojó desde lo más alto del Castillo envuelto en su bandera, por amor a la patria.
Los “Niños Héroes”: Juan de la Barrera, Juan Escutia, Francisco Márquez, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez “ni eran niños ni eran héroes”, la mayoría de ellos pasaban de los 15 años de edad.
Fueron nombrados “héroes de la patria” por haber tomado las armas para defender el territorio nacional, pese a no tener la obligación de permanecer en el castillo por ser cadetes, además se les otorgó este título por haber resistido el bombardeo de más de un día.
El mito que habla sobre la caída de Juan Escutia desde lo más alto del Castillo es una mentira, ya que el militar no se arrojó al vacío por voluntad propia, sino que cayó abatido a tiros junto con Francisco Márquez y Fernando Montes de Oca cuando intentaban huir hacia el jardín Botánico.
De acuerdo con los historiadores, la bandera mexicana fue capturada por los estadounidenses y fue devuelta a México hasta el sexenio de José López Portillo.
Los niños héroes fueron homenajeados en 1947 por Harry Truman, entonces presidente de Estados Unidos, durante su visita al país. El mandatario colocó frente al monumento de los cadetes una ofrenda florar.
El monumento a los Niños Héroes fue construido en Chapultepec, bajo el gobierno de Miguel Áleman, y aloja los restos de los cadetes.
Durante unas excavaciones al pie del cerro de Chapultepec se encontraron seis calaveras que presuntamente pertenecían a los niños héroes.
Esta verdad histórica jamás fue cuestionada por investigadores, ya que parecería absurdo que en medio del combate solo se hayan encontrado los restos de seis niños en medio de 600 cuerpos tirados.
La política mexicana manipuló la historia de estos héroes y les negó la oportunidad de participar a otros en la historia de 1847.
La historia no habla de un personaje significativo, Miguel Miramón, quien se convirtió en la mejor espada del partido conservador y enemigo de los liberales y de Benito Juárez. Este cadete nunca ha sido mencionado y bien puede ser conocido como “el niño héroe presidente”.
La historia de los Niños Héroes sigue causando polémica y paulatinamente se van revelando todos los secretos de su pasado y cómo es que el gobierno los convirtió en un símbolo patrio.
Fuente: Sin Embargo
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