Debido a las bajas temperaturas los cuerpos no se descomponen y representan un riesgo para la salud
Desde 1950 en Longyearbyen aprobó esta norma para los habitantes
En Longyearbyen, un pequeño pueblo noruego situado en las islas Svalbard, a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, los habitantes tienen prohibido morirse.
En este singular país que no llega a ver la luz del sol durante cuatro meses al año, y donde la temperatura desciende hasta los -46 grados Celsius, sus 2 mil 144 habitantes tienen una regla por cumplir.
Esta recomendación, aunque no es una ley oficial, fue aprobada desde 1950, debido a que las personas no pueden acceder a servicios funerarios en el pueblo, aquí no hay funerarias ni se entierran los cuerpos.
Una de las razones de esta extraña norma proviene luego de que en esta comunidad son muy pocas las instalaciones médicas. Solo hay un hospital en la zona.
Otra razón por la que está prohibido morirse, destaca el sitio Gizmodo, es que las temperaturas congelantes del lugar no permiten que los cuerpos se descompongan.
Una vez que las autoridades de Longyearbyen descubrieron que los cuerpos permanecían intactos, decidieron prohibir a los habitantes que se murieran para evitar que fueran enterrados en la localidad por temor a que los cadáveres frescos puedan diseminar enfermedades.
Este temor está sustentado por lo ocurrido en 1998, cuando un equipo de investigadores exhumó varios cuerpos y encontró en ellos virus vivos de una epidemia mortal de gripe que arrasó la pequeña localidad minera. en 1918.
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Cuando los cuerpos no se descomponen representan un problema que afecta a toda Noruega, pero en Longyearbyen más.
Cabe destacar que sí está permitido incinerar un difunto fuera de Swalbard y devolver sus cenizas al pueblo.
En este pueblo también están prohibidos los gatos porque ponen en riesgo a las aves de la isla, además, los habitantes se dedican a cuidar a los más de mil osos polares que habitan allí y pueden cargar un rifle en caso de que estos quieran irse del pueblo.
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