Por Karla Lara
Preocupada estoy como seguramente tantos otros mexicanos porque son días en los que, de manera inegable, está cambiando la forma en que mi país se gobierna y será demasiado tarde cuando quede definitivamente aprobada la Ley de Seguridad Interior. Mientras eso sucede, las redes sociales y los medios nos siguen rindiendo testimonio de los injustificables errores de nuestro señor presidente, quien claramente tiene dificultades no solo para hilar discursos públicos, sino también para conjugar de manera adecuada los verbos.
El máximo representante es un verdadero referente de lo que NO debe de ser un primer mandatario, y aún así nos parece una broma, nos parece un chiste (de mal gusto por cierto), y de su mala dicción se hacen memes y videos virales que se suman a los tantos otros errores que ha tenido durante su gestión, cuando de hablar en publico se trata. Así, los ojos de los ciudadanos están ahí, criticando que ha dicho “volvido” en un foro de relevancia internacional, juzgando sin poner atención a los verdaderos errores, aquellos que nos acercan a paso redoblado a un regimen militarizado que viola los derechos humanos básicos de los mexicanos. No es chistoso.
El Gobierno defiende que dicha Ley no es para militarizar el país, en tanto que la sociedad civil se organiza para impugnar su aprobación apelando a la responsabilidad del Senado para no permitir que se libere y organizaciones internacionales como la ONU, la CIDH, Amnistía Internacional y expertos de la CNDH envian sin pausa sus recomendaciones para que dicha ley no entre en vigor, a pesar de ello, los argumentos no fueron escuchados por los Senadores que aprobaron el dictamen de la Ley de Seguridad Interior tal y como lo envió la Cámara de Diputados.
Esto no es un chiste y a pesar de ello, nos reímos de los errores verbales del presidente, no importa el estatus de aprobación de Ley pues eso no nos da material para reírnos.
Creo firmemente en que el humor nos rescata de la tragedia, pero es momento de quitarnos la risa y de poner atención a lo verdaderamente importante: la aprobación de una ley que no tiene por espíritu proteger a los cuidadanos, sino al Gobierno.
El Gobierno de la República destaca su pleno y firme apoyo a dicho proyecto de Ley, solo se han hecho modificaciones que “maquillan” el fondo de aplicación de la ley en cuestión y eso no debe de darnos risa. Es un momento en el que tenemos la oportunidad de alzar la voz en contra de un acto de autoridad que puede incluso, en un análisis profundo, considerarse inconstitucional. El proyecto de Ley no promete acabar con la pandemia del crimen organizado o de la violencia en nuestro país, pero es un marco perfecto para dar mayor fuero e impunidad a las fuerzas armadas en un ejercicio de su poder que hoy es impensable, todo al servicio de la figura presidencial. Eso es quita risa.
Puede ser y es, hasta cierto grado, simpático ver las ediciones de los errores (ya aburridos) del presidente, lo que no es nada simpático es caer en la cuenta de que no aprendemos de los errores y vamos de queja en queja sin accionar nuestros derechos. Es momento de meternos en lo que corresponde y analizar los alcances de dicha Ley, porque no es un hecho aislado, de ser aprobada se volvería una herramienta de represión legal que no deja claro (al menos por ahora), su legitimidad para invocar su ejercicio a petición de quien sea el presidente. No se trata solo de dar por hecho que entramos a un año de elecciones con todo lo que ello supone, se trata de unir los puntos y pensar (sin risa, ni chistes de por medio), en las posibles y cercanas consecuencias.
México sangra, México llora y no todo es perdido, también hay muchos ciudadanos comprometidos, preparados, involucrados, que con un pesimismo que genera cambios pueden realmente hacer la diferencia. Son a esos mexicanos a los que hay que escuchar, a los que hay que seguir, de los que nos debemos permitir influenciarnos.
No todo es risa, no todo es moda, no todo es decadencia y no todo es corrupción. Merecemos pensar con total seriedad en las opciones existentes, invocar todos los mecanismos legales posibles, los mexicanos merecemos la paz nacional, la paz interior, mereceremos la #seguridadsinguerra, merecemos los caminar seguros en nuestras calles, expresar nuestros pensamientos e ideas y sobretodo ser protegidos por nuestras leyes y por nuestros representantes legales: Senadores y Diputados (todos los legilsadores), incluyendo al presidente son “servidores públicos” y es momento de que se pongan a trabajar, a estudiar, a ejercer sus funciones en legalidad y compromiso y hasta a aprender a hablar en público para dejar de ser el hazme reír del país.
Vamos dejando la risa de lado, no es un chiste, no es una broma distraernos de lo importante: los Senadores y Diputados se van a seguir durmiendo cuando estén en sesiones, se van a seguir peinando y leyendo Facebook cuando deben de legislar, somos la sociedad civil quienes debemos exigirles que nos representen y que protejan las garantías individuales de nuestra carta magna. A esta hora, el día de hoy, todavía no hay certeza de su aprobación, pero eso no nos quita la responsabilidad de analizar su alcance, si que queremos salir de vacaciones, o celebrar las fiestas de fin de año, si queremos la paz mundial y también ver que la selección nacional haga lo que debe en el mundial, pero esta Ley merece mas de nuestro tiempo y de nuestra atención que todo lo anterior. Nosotros merecemos analizar de fondo, porque dicha ley no tiene ni precedentes, ni referentes. Ya decir “volvido” es lo de menos.
@KarlaDoula
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