Esta información se logró gracias a una grabación hecha por un dron del gobierno
“Aquello funciona con tal eficiencia que podría ser la línea de distribución de Bimbo o Coca-Cola”, escribió el periodista
El periodista Carlos Loret de Mola, en su columna en el periódico El Universal, reveló una grabación tomada por un dron en la que se observa como operan los huachicoleros en el estado de Puebla.
En la medianoche hay 148 camiones formados al lado de la carretera Puebla-Orizaba, haciendo fila mientras esperan a que les rellenen sus bidones con gasolina, escribió.
“Aquello funciona con tal eficiencia que podría ser la línea de distribución de Bimbo o Coca-Cola. Parece una terminal de Pemex. Pero no. Es un caserío al lado de la carretera Puebla-Orizaba donde los huachicoleros perforaron un ducto y sus transportes están formados para cargar el producto robado y llevarlo a donde les digan: gasolineras, empresas transportistas, grandes consumidores”, dice Loret de Mola.
Esto fue dado a conocer gracias a un dron del gobierno federal, lo cual se ha convertido en la prueba más contundente sobre el alcance de las organizaciones criminales respecto al robo de combustible.
“Esta operación criminal sucede en el ducto Minatitlán-México, el más vulnerable: del combustible robado a nivel nacional, ahí desaparece 34 por ciento, la inmensa mayoría en el llamado Triángulo Rojo que conforman los municipios poblanos de Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachalco, Acatzingo y Tepeaca”, señaló el periodista.
De acuerdo con los trabajos de inteligencia del gobierno mexicano, las razones por las que eligen esta zona tienen que ver con la física y la ubicación geográfica, ya que en la ruta del combustible hacia la Ciudad de México, primero cae por un “desde Minatitlán, Veracruz, a una altura aproximada de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Al llegar al Triángulo Rojo, el ducto ha ido descendiendo como 400 metros, para luego subir y llegar a la capital del país, en una especie de columpio”.
Así, aunque Pemex cierre el ducto, la gasolina que ya estaba en el tubo sigue bajando, por lo que se puede seguir robando.
Sumado a esto, también existen otros métodos menos complicados, ya que las personas llegan a los ductos a cortarlos con seguetas o serruchos, lo cual genera una “alberca” de combustible, hasta donde llegan mujeres y niños con sus cubetas a cargar el combustible y revenderlo.
“Las autoridades han detectado que a veces las propias organizaciones criminales crean estas albercas y cobran 500 pesos a los pobladores para dejarlos pasar con sus cubetas y tambos de basura para recolectar el producto. Muchísimos pagan con tal de sacar unos 300 pesos extras para la familia. ¿Se imagina un chispazo ahí? Serían decenas de víctimas fatales”, narró De Mola.
Debido a esto, las autoridades prevén que personal de Pemex y del sindicato estén relacionados con estos crímenes.
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