Los líderes del cártel de Los Ardillos, que irrumpieron del 9 al 14 de mayo en Chilapa, Guerrero, y levantaron cuando menos a 30 personas (16 documentadas) tienen nombre y apellido, además de un brazo político bien definido: Bernardo Ortega Jiménez, presidente del Congreso del estado.
El diputado local del PRD es hermano de los líderes de esa banda criminal, Celso y Antonio Ortega Jiménez. El legislador lo acepta sin tapujos y argumenta que no tiene nada que ver con su familia.
El grupo antagónico de esta banda, Los Rojos, tienen como su brazo político al alcalde de Chilapa, el priista Francisco Javier García.
“Todos lo saben y nadie hace nada. Los criminales tienen su brazo político y los políticos tienen su brazo armado, que son los grupos criminales”, comenta Mario Díaz Navarro, a quien le desaparecieron a dos hermanos en noviembre.
La disputa por Chilapa es un tema recurrente en todo el estado. Por aquí pasa la amapola que se siembra en la Montaña y es llevada al Centro para sus distribución.
Los hermanos Ortega Jiménez son hijos de Celso Ortega Rosas, La Ardilla, líder fundador de esa organización ejecutado en 2011.
“Yo acudo ante las instancias correspondientes a declarar y me deslindo de todo aquello que pudiera relacionarme con mis hermanos.Para mí que los detengan, que los procesen y que les apliquen la ley”, señaló el diputado, quien fue nombrado líder de la bancada del PRD en el Congreso por Jesús Zambrano, el 6 de septiembre de 2012.
El edil García González mejor optó por huir durante la irrupción de civiles armados. Desde Chilpancingo, el alcalde amenazaba, acusaba y señalaba. Mientras tanto, en Chilapa, el comando actuaba a sus anchas y la población reiteraba que su alcalde protege a Los Rojos.
“Bernardo Ortega le puso precio a mi cabeza por exigir justicia en la desaparición de mi hijo”, afirma Francisco Benítez, padre de Francisco Tizoc, abogado de 29 años.
“Los 300 hombres que irrumpieron son sicarios al mando de los hermanos de Bernardo Ortega. Todos aquí lo saben”, enfatiza.
Con información de El Financiero
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