Un estudio en España muestra niveles “injustificadamente elevados” de acrilamida, una sustancia que se forma en las papas fritas y la cual es cancerígena.
Este componente se forma de manera natural a partir de azúcares y aminoácidos en procesos industriales a más de 120 grados de temperatura. En junio, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertó de que “la acrilamida en los alimentos es una preocupación para la salud pública” y daña el ADN, de acuerdo con estudios.
Durante la última década, el sector de la comida chatarra ha implementado acciones para reducir que la acrilamida se forme en este producto, y lo han logrado en un 60 por ciento.
Los investigadores, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición, en Madrid, detectaron 1.484 microgramos por kilo de patata frita en promedio en 2004, 740 en 2009 y 630 microgramos en el nuevo estudio, realizado en 2014.
En 2004, el 72% de las muestras analizadas presentaba niveles superiores a la recomendación de la Comisión, frente al 17% actual.
El consumo de patatas fritas es una de las principales vías de exposición a esta sustancia cancerígena, con casi un 50% del total en la dieta de un adulto. El café y el pan blando son otras fuentes habituales.
Fuente: El País
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