Tras 15 meses de multiplicarse y avanzar en territorios que dominaban Los Caballeros Templarios, el sábado 10 las autodefensas michoacanas desaparecieron oficialmente y por orden del gobierno federal se transformaron en fuerzas rurales a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
Así se cumplió la sentencia que el líder de uno de esos grupos y exvocero de todos ellos, el doctor José Manuel Mireles, lanzó días antes de su destitución: que el movimiento ciudadano que ganó más simpatías en el país en los últimos años al combatir al crimen organizado, sería suprimido por considerarlo una amenaza para el gobierno de Enrique Peña Nieto.
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