Un especialista detalló que más allá de que el sonido no sea agradable, lo que debe preocupar a la ciudadanía es el correcto funcionamiento de la misma
Luego de los recientes sismos que tuvieron lugar en Pinotepa Nacional, en el estado de Oaxaca, un ciudadano lanzó una petición a través de la plataforma de Change.org, para “cambiar el tono de la alarma sísmica”.
La razón es que el sonido que sirve para avisarnos del temblor causa pánico entre los ciudadanos, por lo que solicitan al jefe de gobierno de la Ciudad de México realizar un consenso para revisar qué otro sonido podría utilizarse.
Sin embargo, de acuerdo con una publicación de El Universal, la petición está mal redactada pues no se trata de una “alarma sísmica”, pues el termino correcto es “alerta sísmica”.
Esta alerta, según la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México, da a los ciudadanos 50 segundos de ventaja para evacuar o resguardarse en una zona de menor riesgo antes de que el movimiento sea perceptible y es el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) la entidad encargada de hacerla sonar.
En contraste una “alarma” es un aviso implementado en un inmueble (silbatos, chicharras, altavoces, etc.), el cual es activado por una persona cuando el sismo ya es perceptible. Su finalidad es indicar a las personas que deben seguir un procedimiento de actuación en caso de emergencia.
Más allá de si el sonido es o no placentero, el ingeniero Juan Manuel Espinoza, director general del Cires, apunta que lo más importante es que la gente se preocupe por saber qué hacer si la alerta suena.
“No tiene sentido un sonido si la gente no tiene un conocimiento de lo que hay que hacer”, dijo.
Explicó que el sonido de la alerta sísmica nació en 1993, cuando la oficina de la doctora Alejandra Moreno Toscano, secretaria de Gobierno en la época de Manuel Camacho, convocó a la asociación de radiodifusoras para crear un sonido característico que sirviera para alertar a la gente sobre la llegada de un sismo.
“Se hicieron varias propuestas de sonido y se seleccionó el que conocemos ahora, estamos hablando de 1993 y ese sonido se ha ido mantenido y ya es el oficial”, dice Espinoza.
Aunque podría haber un consenso para realizar adecuaciones, “finalmente se trata de que la gente pueda escucharlo y que tenemos poco tiempo para actuar. Es un tema abierto, pero la decisión ha sido del gobierno en turno”, enfatizó.
Comentó que se estudia la posibilidad de que se avise también a través de la telefonía móvil
“La Ciudad de México tiene mucha cobertura de telefonía móvil, pero hay varias zonas donde el terreno es suficientemente duro como para no percibir bien los temblores, pero también hay barrios con suelos más blandos donde habría necesidad de alertar. Entonces se podría llegar al refinamiento de que solo en las zonas donde el sismo ameritara por su proporción; y donde el terreno sea duro y el sismo no tan severo se podría omitir, pero esto que se antoja tecnológicamente, va a generar un problema de calidad de construcciones o un fenómeno comercial donde los barrios se abaraten por el tipo de suelo”, finalizó
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