Por Pablo Montaño
Y México se avergonzó:
“Pena ajena, tenía que ser mexicano, Mexico not sending their best (México no manda a sus mejores), justificación de la crítica Trumpiana, merece un castigo ejemplar.”
En el país en el que todos jugamos a que no pasa nada, nos sacudieron las violentas imágenes de Mauricio Ortega bebiendo una botella de agua mientras se pone vivo para robarse el uniforme de Tom Brady. Acto seguido el país se sume en la bochornosa confirmación de que merecemos nuestra situación, el golpe de pecho, de pronto el país cuenta no con uno sino con 115 millones de ladrones de uniformes. Se podría reescribir el Laberinto de la Soledad para agregar un capítulo de la condición cleptómana mexicana alrededor de uniformes deportivos históricos. Fieles a la simplificación de problemas complejos, reducimos nuestros males al perfecto imbécil de Mauricio Ortega.
Haría más sentido cuestionar la ética del diario que tuvo por director a Ortega, el cual pertenece a la misma casa editorial que cubrió la protesta de la Ibero a un Peña Nieto candidato como un éxito rotundo, denunciando un intento de boicot. Ortega pertenece a una tradición de periodismo servil, mercenario y peligroso para un país con violaciones sistemáticas de derechos humanos. La vergüenza debe caer sobre ellos, los que han hecho de la deshonestidad su hábito. Tomando distancia entre un país que está cansado de cargar con el estigma que le promueve una clase política que cree que todos son de su condición.
En secuelas del incidente, Calderón pide castigo ejemplar para el ladrón. “Desprestigia”, dijo el expresidente; la semana pasada dediqué este espacio a la amnesia de dos presidentes (el de México y el del PRI), le podemos sumar uno más. Felipe olvida las omisiones de justicia de su gobierno: los (no) juicios a militares, la guardería ABC y hasta un caso de similar “desprestigio” donde un funcionario de la presidencia robó celulares a miembros de la delegación de EEUU en una cumbre. Las primeras son cuentas pendientes que mancharon y marcaron a México. Pero hay que cuidar la imagen, somos un país sin justicia pero si metemos a la cárcel a don tarado, quizás se disimule nuestra impunidad.
La vergüenza nacional no es el jersey de Brady, son las fosas con cientos de cuerpos aún sin identificar, los gobernadores fugados, un presidente que gasta 20 millones de pesos diariamente en sostener su imagen (muy mal gastados, considerando su 12% de aprobación), un Partido Verde que promueve una ley que debilita la protección ambiental, partidos políticos con gasto exorbitante, 20,000 desaparecidos y un etcétera que hace correr ríos de tinta y sangre.
Seamos selectivos con nuestra vergüenza, no regalemos nuestro sentimiento de culpa al ahora exdirector de un diario vergonzoso y corrupto.
@Pabloricardo2
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