Apenas se asienta la polvareda de los edificios derrumbados y ya entró en escena el oportunismo. Lo hizo de forma discreta, con una linda propuesta que nos entusiasma y que apela a lo que tanta falta hace, compromiso y ayuda directa. Con la población sumida en la urgencia, en los rescates, en la ayuda que falta, la secuestrada y la que no llega, llegó la idea de todos y de nadie: quitarle el dinero a los partidos y ahorrarnos los sueldos de aquellos que en vez de servir se sirven.
La propuesta del PRI es una enorme trampa. Aprovechan el enojo y urgencia general para pintarse como virtuosos que rechazan el presupuesto público para apoyar la reconstrucción de las zonas afectadas. La oferta es tentadora. Aparentemente, el PRI se pone de pechito y nos da la oportunidad de librarnos de la desagradable tarea de mantener su estructura corrupta y opaca. Nos eleva la propuesta como experto vendedor y deja avienta en combo a los plurinominales de ambas cámaras y los de congresos estatales. ¡¿Dónde firmo?!
Pues, no.
Como en toda buena negociación, no debemos olvidar con quién estamos hablando. Hace apenas unos meses, este mismo partido bloqueó la iniciativa de “Sin Voto No Hay Dinero”; una iniciativa que recortaba el presupuesto de los partidos al vincularlo directamente a los votos que obtuvieran. La diferencia entre el plan del PRI y la propuesta que bloqueó, es que la primera obliga a los partidos a buscar su presupuesto entre socios, empresarios, amigos y aliados; la segunda, los obliga a buscar ese presupuesto con el voto, con la gente. Una primera pista, el PRI prefiere procurar su presupuesto entre amigos que con la ciudadanía.
Sigamos analizando a nuestro vendedor de espejos. Se trata de un partido acusado de financiar sus campañas con desvíos millonarios de los estados que gobierna. También ha debilitado los esfuerzos de combate a la corrupción y el gobierno federal emanado de sus filas, está inundado de escándalos y desaparición de recursos públicos. En otras palabras, a pesar de que oficialmente dejáramos de financiar a los partidos con recursos públicos, la realidad sería otra. Los desvíos continuarán y los impuestos de todos nosotros seguirían pagando sus campañas, peor aún, será con dinero destinado a medicinas, obra pública, escuelas, pago de alarmas sísmicas y prácticamente todo lo que pueda ser robado.
La propuesta del PRI no es el regalo que parece. Es una trampa y una muy buena. Me faltarían otras dos columnas para explorar las implicaciones negativas de eliminar a los plurinominales, mismos que fueron claves para que el PRI perdiera su mayoría en los congresos. Podemos reducir proporcionalmente el número de legisladores plurinominales y electos o abrir las listas plurinominales al voto. Lo que es una realidad es que eliminar el principio de representación proporcional le conviene y por mucho a nuestro noble salvador.
@Pabloricardo2
Sé parte de la conversación