Las caudalosas aguas del sureste mexicano encierran valiosos tesoros. La falta de lluvia ha dejado al descubierto lo que queda en pie del templo de Quechula, erigido en el siglo XVI por monjes dominicos en el norte de lo que hoy es el Estado de Chiapas. La iglesia, de 61 metros de largo, se encuentra sumergida desde 1966, cuando se terminó la construcción de la presa de Malpaso, en el cauce del río Grijalva, el segundo más grande de México.
El Grijalva, de 600 kilómetros de longitud, ha sido afectado este año por el fenómeno El Niño, que ha provocado que llueva menos de la mitad de lo que se acostumbra en una zona del país de frondosa vegetación y habituada a generosas tormentas tropicales. Esta carencia ha disminuido desde mayo los niveles del río, que se encuentran en estado crítico.
Cuatro presas dependen del Grijalva. Una de ellas es la de Malpaso, que encierra una importante hidroeléctrica que provee de energía a varios Estados del sureste de México. En agosto estaba once metros por debajo de sus niveles promedio. Es posible que las aguas hayan bajado más desde entonces, ya que los expertos calculan que la iglesia de Quechula solo se puede ver cuando el nivel baje 25 metros. La última vez que sucedió esto fue en 2002. En aquel entonces varios devotos caminaron al templo y oficiaron una misa entre paredes cubiertas de lodo seco.
Fuente: El País
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