Por: Fernando Ortiz C.
Empezamos la semana con una de las noticias más absurdas o sui generis con las que tanto estamos acostumbrados a escuchar y ser testigos los mexicanos. El máximo criminal, no solo de México sino de E.U.A y el mundo, se escapa del penal de seguridad en el que estaba recluido. Ni el mismo Houdini podría aceptar los dones “mágicos” de este individuo.
México es la representación misma de la surrealidad, ya lo decía André Betrón, el francés considerado el padre del surrealismo, a su llegada a nuestro país después de un sinfín de aventuras en tierras aztecas dijo: “Yo no sé a qué he venido, yo no tengo nada que enseñarles, México es el país más surrealista del mundo. Disculpen, hasta luego”.
El surrealismo es aquel movimiento que tuvo sus inicios en la segunda década del siglo XX y que se caracterizaba por darle una prioridad al subconsciente, donde los sueños y la irracionalidad son la puerta última de las realidades del pensamiento.
El mismo Bretón lo decía: “Los mitos son los verdaderos conectores entre lo real y lo suprarreal”. Ahí está sin más que agregar la auténtica identidad de México, donde los criminales parecen estar un escaño debajo de los dioses, donde es posible escaparse no una sino dos veces de los penales de máxima seguridad del país, y no solo eso sino que la captura de esta persona, que ya raya en la de un ser mitológico, fue de igual manera surrealista; ni un solo disparo para atrapar al criminal más buscado del planeta; atrapado parece no ser quien se dice que es, pero no importa ya será aunque no sea y por lo tanto será a pesar de quien no acepte que sea. No es un juego de palabras estimado lector es la realidad sui generis de nuestro país.
La historia tiene ejemplos tan claros como personas que se suicidan disparándose en reiteradas ocasiones en la espalda. Solo recordemos el sexenio pasado donde dos Secretarios de Gobernación vieron el final de sus días en accidentes aeronáuticos. ¿Cómo sucedió eso? No importa la respuesta, lo que importa es que ocurrió en México y por eso es posible. Más de setenta años de la dictadura perfecta, como la llamó el premio Nobel de literatura Vargas Llosa, para después de doce años regresar a ella implorando la salvación después de que el partido que había surgido como la oposición de aquel grupo corrupto creado por Plutarco Elías Calles no supo que hacer en el poder y opto por seguir la surrrealidad nacional haciendo actos deplorables y en ocasiones superando a su rival político.
Julio del 2006, otra muestra de los absurdos mexicanos, un presidente electo y otro que se dijo electo, al grado de tener dos presidentes uno legítimo y otro usurpador, pero el usurpador era el reconocido mientras el ilegítimo tomó propuesta casi en la clandestinidad y viendo esfumado con el paso de los días su sueño de ser el presidente que este país requería. Años después ese presidente que se decía legítimo contendió nuevamente por una oportunidad para ser lo que decía que era, cuando se supone que no existe relección para el cargo presidencial para aquellos que ya fueron presidentes; eso no importa esto es México y así de surreales somos, podemos porque la razón no es el medio para entender a esta nación.
Nos quejamos de los americanos por su desprecio a nuestros paisanos, pero no importa como despreciamos a los centroamericanos; no queremos saber nada de los Norteamericanos y su imperio de poder y muerte, pero esperamos con ansias tener la residencia y llegar a cumplir nuestro sueño americano.
Nosotros somos aztecas, esas son nuestras raíces, ellos son nuestros hermanos que los malditos gachupines asesinaron y por lo tanto despreciamos porque ellos son los causantes de nuestra perdición. ¡Ah! Pero qué bonito sería parecernos a ellos, abrazamos sus tradiciones y religión; si encontramos a un indígena en nuestras ciudades esperamos que sientan nuestro desprecio cuando nos piden una ayuda, al grado que el peor insulto en nuestro país es nombrar a alguien con el calificativo de indio. Por esto y más el divino Dalí, uno de los más representativos artistas del movimiento surrealista dijo: “De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”.
Hoy más que nunca las palabras de André Bretón son la forma más simple de marcan a nuestro país: “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo”.
Esa absurdez de ser mexicano, suplicando acabe la violencia pero generándola desde los hogares; esperando que se extingan los criminales, por arte de magia, y viéndolos como héroes. Esta absurdez que pretende presidentes cultos, conocedores de la historia, que sean grandes estadistas pero al mismo tiempo que sea un inepto en su puesto para tener algo de que platicar y reírnos.
No creo que esto sea algo sentirnos orgullos, mucho menos para presumir, pero sí para reflexionar. Son increíbles las declaraciones que surgen ante la fuga del narcotraficante más buscado, parecen salidas de cuentos de fantasías. Declaraciones que son una afrenta para el intelecto del mexicano, pero que cumplen perfectamente con la surrealidad quasi genética que poseemos los mexicanos.
Y peor aún, con esta noticia estamos esperando lo peor, la mayoría de los mexicanos ya están acostumbrados a las “cortinas de humo”, esas noticias espectaculares que terminan siendo nada pero que distraen la atención ante los verdaderos problemas de la nación.
Si alguno aún cree que el México no es surrealista, solo tenemos que nombrar una de las características más emblemáticas de está vanguardia artística: El surrealismo Recurre a revulsivos antisentimentales: la crueldad y el humor.
Crueldad y humor son los revulsivos continuos del mexicano para entender su realidad, esta realidad producto de sueños y de absurdos, esta realidad que solo podría existir en la mente surrealista.
¿Qué sigue ahora? Una verborrea de declaraciones patéticas que a la larga tendrán la categoría de verdad y de razón, aunque dentro de nosotros no creamos nada de lo que se dice. Solo recordemos que hasta el viernes pasado muchos aseguraban que EL Chapo no era el Chapo, pero hoy todos aseguran que El Chapo se escapó.
Niñas perdidas y encontradas en la cama donde se entrevista a una madre dolida por no encontrarla, ¿Lo recuerdan? Estudiantes desparecidos, y luego aparecidos y luego desparecidos otra vez. Un mundo fantástico y absurdo se gesta cada día en México.
Cierro este artículo con las palabras de Radoslav Barsev quien también opinó sobre México diciendo: “Es un lugar en donde el tuerto es rey, mira que sobrevivir en un país gobernado por cerdos y sin embargo ser felices, eso es creatividad”.
Aclaración: La imagen presentada en esté texto evoca a la surrealidad de nuestro México, alguien encontrará algún sentido a la fotografía otros no, qué más da, es México donde todo es posible y donde lo imposible también es posible.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
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