“Apoyemos a la selección. No dejen de votar, vamos con los verdes“, eso fue lo más “inteligente” o lo más gracioso que pudo decir el entrenador de fútbol, Miguel Herrera, el día de la jornada electoral.
Ahora futbol y política juntos en un solo día, un entrenador que estaba más preocupado por “ir con los verdes” que por buscar la forma de contener a su rival en la cancha, posiblemente eso fue lo que confundió al ilustre entrenador mexicano, ¿el futbol es política o deporte?
La respuesta podría ser obvia, pero si nos detenemos a ver los conflictos y el desmoronamiento del imperio del señor Blatter por corrupción y sobornos, tal vez entendemos lo inocente y verde que se vio “El Piojo” con su mensaje.
Las mañas de antaño, y que algunos creían erradicadas, regresan a la senda electoral de manera insospechadas. El y la verde parecen tener un compadrazgo que va más allá de un partido y una selección; ¿quién tuvo la ocurrencia de pedirle al entrenador mexicano ponerse la verde del Partido Verde? ¿Fue intencional o un mal momento del entrenador mexicano?
Para seguir lanzando leña al fuego, sale el señor, ex cantante y ahora conductor de televisión, Jean Duverger quien señaló que recibió una oferta al final de la campaña donde le ofrecieron 200 mil pesos por tres tuits.
Ahora selección, partidos, cantantes y entrenadores dando de qué hablar en plena contienda electoral, y al final del día encontrar de ganador a un exfutbolista como presidente municipal de Cuernavaca, solo deja las dudas de qué tanto tiene que ver el futbol en la política o posiblemente la política en el futbol.
Donde hay dinero está el negocio, y en un deporte como el futbol y en un partido político, vaya que si existen recursos para corromper, comprar o postular a un futbolista para que incursione en el mundo político.
Al menos en México la historia de futbolistas políticas tiene su historia. Roberto Ruiz Esparza, exjugador del Club Puebla ha desempeñado los cargos de Diputado Federal y candidato a presidente municipal de la ciudad de Puebla.
Tomás Boy y Manuel Negrete también buscaron en la política un refugio para continuando “dando alegrías” a las personas pero ahora desde una curul. Así es el mundo del futbol y la política, o política y futbol, unidos en un mismo negocio que produce grandes rendimientos económicos.
Lo que hizo el entrenador mexicano, y algunos otros jugadores, debe analizarse a profundidad, no por los tintes políticos sino por la relación entre el supuesto deporte (y digo supuesto porque es muchos lo ven como un negocio) y las cúpulas políticas que parece dan hogar a los “héroes del balón” con el objetivo de lograr el poder, producto de un populismo desbordado por la pasión futbolera de nuestro país.
Este fenómeno no es exclusivo del tricolor, en otras latitudes han sido candidatos referentes del deporte, tal vez con la intensión de cambiar su entorno y otros con el propósito de lograr el poder: Romario, Bebeto, George Weah, Shevchenko y hasta el mismísimo “O Rei”, Edson Arantes Do Nascimento, mejor conocido como Pelé, son ejemplos de que el fútbol puede incursionar en la política y a su vez la política se puede alimentar del futbol.
Al final de todo este zafarrancho de tuits, el culmen es la sanción que se le impondrá al entrenador y sus pupilos que le siguieron el juego, una multa que puede rayar en ridícula, pues parece que la sanción será de entre seis mil y nueve mil dólares, de risa cuando el entrenador es uno de los mejores pagados en el mundo, con un sueldo que ronda en los dos millones y medio de dólares sin incluir patrocinios, bonos y demás “bondades” del cargo de entrenador.
Repito una vez más, tal vez el gran Miguel Herrera se confundió en si era político o futbolista, pues al final los sueldos, actitudes, gritos y declaraciones parecen similares.
Y al igual que un político, utiliza la primer salida que encuentra, por más inverosímil que parezca, al cabo que luego se les olvida a los mexicanos. Declaraciones como que él está convencido de que el PVEM es un buen partido y que no le dieron dinero por mandar el mensaje. Siguiendo con la estrategia política se valentona y lanza una amenaza o posiblemente un juramento, como los políticos: Se los compruebo donde quieran y cuando quieran, esas fueron sus palabras.
Así de verde está nuestra selección, nuestros políticos. Ahora parece que el color verde comienza a perder sus significados semánticos y semióticos dentro de nuestro contexto. Ahora el verde deja de ser un color de armonía, parece que se transforma en un color de caos y desequilibrio; ya no es un color de vida, sino de pena de muerte, pero claro no pierde el sentido de dinero y de billetes verdes. No importa si es futbol o política, ahí estarán esperando ya para el futbol o para la política. Los dólares verdes, pintan de verde a los de la verde, ese debió ser el mensaje del “Piojo” el día de las elecciones.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Fernando Ortiz C.
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