En Guerrero, pocas personas creen la versión oficial de que los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa murieron quemados. En las distintas ciudades donde tuvo parte algún evento de la tragedia, las historias sobre lo ocurrido se combinan con lo que dicen las autoridades, sin embargo, la conclusión a todas ellas es que no incineraron a nadie en Cocula, sino que se encuentran en otra parte.
Iguala
En Iguala, lugar donde ocurrió la desaparición de los estudiantes la noche del 26 de septiembre, la mayoría de las versiones se conjugan, hasta una parte, con la historia oficial que narra la PGR.
Según los reportes oficiales, los muchachos fueron confundidos con integrantes de la delincuencia organizada y por ello los policías municipales atacaron los autobuses en los que viajaban. Posteriormente, varios de ellos fueron detenidos y entregados a integrantes del grupo delictivo de los Guerreros Unidos quienes los trasladaron al basurero de Cocula para asesinarlos. Hasta ahí de la “verdad histórica”.
Sin embargo, a decir de los residentes de Iguala y colectivos que reclaman la aparición de los muchachos, la historia cambia después de los balazos. Y es que si bien atacaron los autobuses pensando que se trataba de sicarios del cártel de Los Rojos, rivales de los Guerreros Unidos, los policías descubrieron, de inmediato, que en realidad se trataban de estudiantes.
Y es ahí donde cambia la situación, diversos testimonios afirman que los estudiantes fueron entregados por la policía a las autoridades federales, no a los narcotraficantes, (incluso señalan a miembros del Ejército) y entonces se materializa la desaparición… por tanto critican que la investigación está orientada no a esclarecer la ubicación de los muchachos, sino a esconder la participación del gobierno en el incidente.
¿Por qué no todos los muchachos de los autobuses fueron entregados a la policía? A decir de los sobreviviente del incidente, los jóvenes fueron elegidos de forma arbitraria por los patrulleros y entregados a personal de gobierno federal para recibir lo que le llaman un “correctivo disciplinario”. Por su parte el gobierno federal insiste en defender que el Ejército o la Policía federal no tuvieron que ver en el incidente.
La realidad es que después de que los jóvenes son transportados en las camionetas policiales por el Periférico, la historia se enrarece
Cocula
La autoridad afirma que los cuerpos fueron incinerados con llantas y gasolina, hasta quedar reducidos en cenizas, posteriormente los restos fueron colocados en bolsas y transportados hasta un río cercano, el San Juan, a donde los tiraron.
Sin embargo, los especialistas argentinos que colaboraron en la investigación fueron los primeros en criticar los peritajes. Posteriormente se sumaron otros especialistas quienes afirmaron que en el basurero no quemaron a nadie, pues no hay los indicios suficientes para justificarlo.
Los habitantes de Cocula coinciden en ello: confirman lo dicho de que la noche del 26 al 27 de septiembre, cuando supuestamente quemaron a los estudiantes, estuvo lloviendo, además que si el incendio duró siete horas, nunca hubo indicios de una columna de humo procedente del basurero, contradiciendo en todo caso la investigación de la PGR.
Investigadores incluso señalaron que hay incosistencias en el dicho de la PGR. Jorge Antonio Montemayor Aldrete, especialista del Departamento de Estado Sólido del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destaca las siguientes:
- La vegetación del sitio no ha sido dañada. La presunta cremación (que alcanzó hasta mil 600 grados centígrados) se dio el 27 de septiembre, por lo que en menos de dos meses en ese terreno no puede crecer nueva vegetación y tendría que estar dañado por el nivel de calor que en teoría se alcanzó.
- Al tratarse de una barranca los criminales tuvieron que bajar arrastrando los cuerpos de los normalistas; esto debió causar que en el terreno quedaran restos de ADN.
- En el sitio debió haber sangre infiltrada en el suelo y para eliminar la evidencia debieron haber usado una excavadora para levantar entre tres y cuatro metros de terreno.
- Para incinerar 43 cuerpos se hubiese necesitado 33 toneladas de leña de al menos 4 pulgadas de diámetro o 995 neumáticos.
- En el lugar debieron quedar toneladas de restos de alambre de acero al carbón, material que representa casi 30% de los elementos con los que se fabrica una llanta. En el lugar debieron haber aparecido rastros de charcos de acero que hubiesen solidificado al disminuir la temperatura.
- En el espacio de la barranca no pudieron haberse extendido 43 cuerpos para incinerarlos en piras de cremación como las que se usan en India. Para ello se necesita una extensión casi 10 veces más grande a la del espacio en el basurero de Cocula.
- Los cuerpos no pudieron pulverizarse hasta hacerse cenizas, y menos colocándolos unos sobre otros –como se dice en la versión oficial.
Posteriormente los peritos argentinos que colaboraron con la investigación se sumaron a las críticas del peritaje.
Otros especialistas se sumaron señalando lo siguiente:
- No hay grasa humana en el suelo, la incineración de 43 cuerpos debieron dejar un gran charco de grasa en el sitio.
- Entre las muestras óseas la PGR presentó una corona dental que corresponde a una persona de más de 50 años, no a jóvenes de 18 a 20 años.
- A decir de las autoridades, los cuerpos se quemaron con prendas y con sus objetos personales. En todo caso donde quedaron las baterías de los teléfonos celulares o las hebillas de los pantalones que al ser de metal hubieran aparecido.
Los presuntos restos de los 43 estudiantes que fueron localizados en el río San Juan fueron transportados a la Universidad de Inssbruck, donde solamente pudieron identificar a uno de ellos: el de Alexander Mora.
Si pudieron identificar el cuerpo de uno, ¿por qué no a los 42 restantes? A decir de los habitantes de Cocula, identificaron sólo un cuerpo porque era el que querían reconocer para justificar que la matanza había ocurrido en el depósito de basura. Pero si solamente hay un estudiante quemado, ¿a quien pertenecen las demás cenizas? y la pregunta mayor:
¿DONDE ESTÁN LOS DEMÁS?
Mañana la segunda entrega de este reportaje…
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