El sistema de salud en México podría colapsar en 10 años si no se revierte el alto índice de obesidad, advirtió un grupo de especialistas encabezados por los rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue, y de la Universidad de Guadalajara (UDG), Tonatiuh Bravo, al inaugurar el Seminario contra la Obesidad y el Sobrepeso Infantiles organizado por ambas universidades.
Por lo que, alertó: “Se deben tomar medidas urgentes porque esas enfermedades son las que saturan los sistemas de salud pública y privada, y consumen la mayor parte de los recursos de las instituciones. De continuar la tendencia, en 10 años el sistema podría colapsar”, dijo el decano.
Instalado México como el país con la más grave crisis de obesidad en el mundo, abundó la coordinadora académica del Seminario, Mara Robles, “no se ha conseguido detener de manera significativa la incidencia” de la afección y sus consecuencias.
“Las políticas públicas no han dado los resultados esperados. Hace falta poner en común los diagnósticos, indicadores, estrategias de monitoreo e indicadores de evaluación de las poblaciones objetivo en las que hemos intervenido”, lanzó.
Y, contundente, la especialista ejemplificó: “Un niño obeso no puede moverse libremente, no puede jugar, brincar y se limitan sus capacidades cognitivas”.
Fue el doctor Graue, durante su participación en el foro que pretende generar propuestas de políticas públicas para la solución del problema, quien recapituló las aplastantes cifras: En México suman más de 10% los niños que padecen de obesidad; 35% los adolescentes y más de 70% de los adultos.
“Se trata de una verdadera epidemia. Esto impactará tremendamente al sistema de salud mexicano”, dijo el recién elegido titular de la UNAM.
Por su parte, el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero Mendoza, agregó que la obesidad y el sobrepeso impactan de manera importante en la productividad y la competitividad del país, así como en la calidad de vida del importante sector de la población que la padece.
Concluyó: “Para atacar el problema no basta con el análisis clínico e identificación del mal, sino con políticas públicas transversales, donde las diferentes áreas de la acción gubernamental y social puedan encontrarse y tener mayor eficacia en las iniciativas.
“De seguir las tendencias, en 2017 el monto que tendría que prever la Secretaría de Salud para atender ese flagelo sería de alrededor de 150 mil millones de pesos”.
Con información de: Proceso
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