Está situado a 40 años luz del Sol de nuestro sistema solar
Por primera vez hay una visión más clara para encontrar evidencias de que existe vida en otros planetas
La NASA anunció este miércoles que descubrió una pequeña estrella, a 40 años luz del Sol, en donde rotan siete planetas rocosos como la Tierra y que cualquiera de ellos podría tener agua líquida en su superficie.
El descubrimiento se publica en la revista Nature y ofrece por primera vez una visión más clara para encontrar evidencias de que existe vida en otros planetas.
Al respecto, el astrofísico de la Universidad de Lieja (Bélgica) Michaël Gillon, uno de los investigadores participantes de este proyecto considera que de acuerdo con las combinaciones de gases que se detecten en ese sistema, es probable un 98 por ciento de que exista vida biológica.
La Estrella se llama TRAPPIST-1, tiene un radio equivalente a un 12 por ciento del Sol, con una temperatura de 2 mil 300 grados centígrados. Está situado dentro de la constelación Acuario, lo que dificulta su vista con un pequeño telescopio.
Aunque los científicos no han podido ver los planetas existentes, ya conocen su tamaño real por cómo se reduce el brillo de la estrella cada vez que uno de los astros se interpone entre ella y la Tierra.
Los siete planetas que giran en torno a TRAPPIST-1 son de un tamaño similar al de la Tierra y tienen superficie sólida. Tres de ellos son llamados e, f y g y son los que se encuentran en una zona habitable de la estrella. En los planetas más cercanos a la estrella hace demasiado calor y en los lejanos más frío.
Por su parte, el investigador Amaury Triaud, coautor de la exploración, del Instituto de Astronomía de Cambridge (Reino Unido), comentó en la rueda de prensa que de los siete planetas descubiertos el más habitable es el f, el cual completa una órbita alrededor de la estrella cada nueve días terrestres.
El cielo que lo cubre es de color salmón con un diámetro unas tres veces mayor que el sol visto desde la Tierra, sin embargo su luminosidad es 200 veces inferior que el planeta terrestre.
Asimismo, los científicos señalaron que TRAPPIST-1 es un sistema solar muy pequeño y que las órbitas de sus siete planetas cabrían en el interior de la órbita de Mercurio. Los años son muy cortos, pues duran un día y medio terrestre en el planeta más cercano a la estrella.
En el nuevo sistema solar, la diferencia de temperatura entre el hemisferio diurno y el nocturno provocaría vientos constantes y potentes para redistribuir el calor. El acoplamiento por marea, además, generaría calor en el interior de los planetas y provocaría actividad volcánica.
Los resultados de la investigación se han hecho a través de los telescopios de Chile, Hawai, Marruecos, Sudáfrica y Canarias; además de veinte días de seguimiento con el telescopio espacial Sptizer de la NASA.
Es “un avance crucial para buscar si hay vida en otra parte. Antes teníamos indicios; ahora tenemos el lugar adecuado dónde buscar”, señaló el investigador Amaury Triaud.
En un futuro próximo, los investigadores ampliarán las observaciones a otros sistemas estelares con el proyecto SPECULOOS, basado en cuatro telescopios que se están construyendo en Chile, que les permitirá multiplicar por diez la muestra de estrellas observadas en busca de sistemas planetarios.
La NASA destacó que tiene previsto poner en órbita, a mediados del año próximo, el telescopio espacial TESS, especialmente diseñado para buscar exoplanetas. Pero los resultados más esperados serán los del telescopio espacial James Webb, considerado el sucesor del Hubble, que se lanzará a finales del año próximo y que permitirá analizar las atmósferas de los siete planetas de TRAPPIST-1.
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