La historia completa de “La loca del muelle de San Blás”
Su nombre era Rebeca y se quedó esperando a Manuel en el muelle de San Blás en Puerto Vallarta.
La trágica historia de amor, tan bien reflejada por el grupo musical mexicano en el tema “En el muelle de San Blás” comenzó cuando en el verano de 1971 Méndez Jiménez tenía todo listo para casarse con su novio, un pescador llamado Manuel, hay quienes dicen que el nombre del chico era “Laus”.
Según un guia de turistas llamado Guillermo Carvajal Sandoval, cuenta que cuatro días antes de la boda, un miércoles 13 de octubre, el hombre salió de pesca y nunca regresó. Pasaron los días, los meses y los años y Manuel no volvía. Rebeca permaneció sentada en el muelle del puerto de San Blas, luciendo su vestido de novia, esperando el tan ansiado regreso de su prometido.
La tormenta tropical Priscilla, en el Pacífico, pudo ser la causante de que “un amor que fue la gloria” se perdiera, y Rebeca, siendo adolescente, a sus 14 años, quedará trastornada.
Cuenta que “Manuel” se embarcó temprano a la pesca junto con otros hombres, y llegado el día de la boda, Rebeca, al verse abandonada, vistió el ajuar de novia, caminó por la playa El Borrego, donde esperó encontrar a su novio, por días.
El historiador popular cuenta que las personas se compadecián de ella y en las ramadas le ofrecían comida, sobre todo porque muchos de ellos también perdieron a alguno de sus familiares al paso de esa tormenta.
En San Blás, ella tenía amigos, no los olvidaba, los taxistas, grandes de edad.
Rebeca tejía ropa para muñecas y curiosidades, las vendía en la plaza del pueblo, donde vivía a pesar de no tener familia; también se dedicaba a trabajar en un restaurante y en las casas. Se sabe, relató Carvajal, que cuando la tormenta pegó en San Blas, Rebeca Méndez se refugiaba en la casa de “un señor” que también vendía curiosidades en la plaza, le daba ayuda pero esta persona se fue a vivir a Tepic, y “se oye que allá lo atropellaron”.
Ella se quedó sola pero su familia la buscó tras la tormenta y vinieron por ella; “ahora una hermana de ella, que vive en Ahualulco, Jalisco, viene y nos da referencias de ella”, dijo don Guillermo.
El guía turístico mencionó que al salir del museo de La Contaduría, Rebeca pasó por el panteón de la marinera, al ver las cruces, creyó que su novio estaba sepultado en una tumba y pensó en llevarle flores, “pero preguntó si los que morían en el mar tenían tumba” y al contestarle que no, ella lloró.
“Ella conocía la canción de Maná y sabía que estaba inspirada en su historia, se emocionaba”, aseguró el narrador de la historia de Rebeca y dijo que a sus 63 años “estaba bonita, no era una viejita, era una persona entera y simpática”.
Los familiares de Rebeca dieron a conocer la noticia de su muerte el 20 de septiembre del 2012, y revelaron que el último deseo de la mujer era que se arrojaran sus cenizas al mar, desde el muelle de San Blás.
El alcalde del lugar expresó su congoja por la muerte de la famosa mujer y analiza construir una estatua al pie del muelle para que el día de su inauguración el grupo Maná toque la recordada canción y conmueva a los presentes.
Varios lugareños aseguran que Fher de Mana habló con Rebeca antes de escribir la canción, e incluso que ella le narró la historia.
Fuente:La Nación/Tiempo
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