Tras el primer conflicto bélico mundial, la convención de Ginebra en 1924 emitió la primera declaración internacional que protege los derechos de los infantes.
Desde la época prehispánica los niños han ocupado un lugar importante en la sociedad: para los mexicas “eran un regalo de los dioses”, pero durante la Colonia ese concepto cambió y su bienestar dependía del estrato social. Hoy los infantes son considerados el futuro del país y objeto de festejos cada 30 de abril, Día del Niño.
En México esta celebración data de 1924, durante el gobierno de Álvaro Obregón, luego de que el país se sumara a la Convención de Ginebra para velar por el bienestar de la infancia, el cual se había visto vulnerado tras la Primera Guerra Mundial, dijo el historiador David Guerrero, director de Difusión y Divulgación del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm).
“Los niños y las niñas siempre han estado presentes en la historia de México, y se les ha representado a lo largo del tiempo como personajes y actores fundamentales de la sociedad”, explicó.
Guerrero añadió sobre la importancia de la niñez: “Para que tengamos una idea, hacia 1900, cuatro de cada diez personas eran menores de 15 años. En 2015, tres de cada 10 y tenían un peso demográfico importante”.
El especialista precisó que después de la Primera Guerra Mundial se reparó en los efectos negativos que tenían estos conflictos bélicos en la población civil y en particular en la infancia. Entonces fue que, durante la Convención de Ginebra de 1924, se emitió la Declaración de los Derechos de los Niños.
A partir de entonces se desató toda una corriente de opinión pública para atender las necesidades de la niñez durante los conflictos armados.
“En México, particularmente, se determinó que el festejo del Día del Niño fuera el 30 de abril, porque en un principio se empalmaba con el 1 y el 5 de mayo, fechas en que se conmemoran el Día del Trabajo y la Batalla de Puebla, respectivamente”.
Por eso, de acuerdo con los ordenamientos de la Convención de Ginebra, cada 30 de abril se festeja a la infancia en México y cada año los periódicos del país dan cuenta de esa celebración en todo el país, tal como se muestra en estas fotografías que presenta MILENIO y que forman parte del acervo del Inehrm.
Destaca que el aspecto de celebración y de alegría da cuenta de que la infancia es una de las etapas de la vida del ser humano que se visualiza como de las más felices, porque es cuando se empieza a reconocer el mundo y a integrarse a la sociedad.
Guerrero afirmó que el 30 de abril “es un buen día no solamente para decir que vivan los niños y que se organicen festivales donde se refleje su alegría, sino también para reflexionar sobre la terrible situación en la que viven muchos niños y niñas en nuestro país y en el mundo”.
David Guerrero, director de Difusión y Divulgación del Inehrm, indicó que con la Segunda Guerra Mundial, que fue más terrible por la sofisticación del armamento, las estrategias y el concepto bélico, los niños en Europa quedaron en una condición muy desfavorable.
Por esto fue que se estableció una serie de organismos internacionales, entre ellos la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), que desde 1959 vela por los derechos de los niños. También se estableció una nueva convención de los derechos de los infantes.
“Tres décadas después, en 1989, se emitió la Convención sobre los Derechos de los Niños, que logra eco en el orden internacional. Por supuesto que México adoptó esa nueva convención, pero en el año 2000 promulgó la primera Ley de los Derechos de las Niñas y los Niños, una ley que fue abrogada el 4 de diciembre de 2014 para ser sustituida por una ley mucho más completa que comprende 20 derechos de niños, niñas y adolescentes”.
Los niños, las niñas y los adolescentes están protegidos en la legislación, pero la realidad es otra: la oficina en México del Unicef ha dado a conocer que más de la mitad de los 40 millones menores que viven en México están en situación de pobreza extrema.
El documento da a conocer que en 2012, de los 21.2 millones de niños, niñas y adolescentes, 53.8 por ciento se encontraba en condición de pobreza y 4.7 millones, 11.9 por ciento, en pobreza extrema.
Guerrero afirmó que “no se puede negar la situación que hay en México. Sabemos que es un lugar común señalar que el avance jurídico y legislativo va mucho más avanzado que la solución real e inmediata a los problemas de la infancia, pero también hay que considerar que desde siempre ha habido políticas tendientes a favorecer y proteger a los niños, como la protección a la salud y el derecho a la educación. En tiempos muy recientes otro tipo de derechos: a la libertad de expresión, de conciencia, de asociación y el acceso a medios de comunicación, a internet y a las redes sociales.
“Esta serie de nuevas políticas tienen un punto de partida diferente de lo que se ha hecho en el pasado, porque parte de estudios de caso. Ya no es solo emitir la ley y generar una serie de instituciones, sino que hay detrás estudios previos para determinar cuál es la dimensión del problema y cuáles son las mejoras políticas para minimizarlo y poder así erradicarlo”.
Por eso el historiador sugirió que el 30 de abril, Día del Niño, se debe reivindicar y poner en la mesa los derechos que debemos respetar de las niñas, los niños y los adolescentes.
“La sociedad debe tener presente que los niños tienen derechos y que hay un principio: el del interés superior del niño. Esto es importante porque, por encima de cualquier derecho que pueda ejercer un adulto, primero y sobre todo están los derechos de la infancia”.
Desde su fundación, el Inehrm se ha preocupado por rescatar material gráfico documental, sonoro y audiovisual sobre la Revolución Mexicana. Así, cuando cerró el periódico El Nacional, que tuvo su periodo de vigencia de 1929 a 1985, parte de su acervo histórico y fotográfico pasó a resguardo del instituto.
Las imágenes que se preservan aquí pueden ser consultadas en el Inehrm, y se pueden tramitar los derechos para usarlas en publicaciones impresas o electrónicas.
“Sin duda, el material es ilustrativo no solamente para dar a conocer al público nuestra realidad presente, sino que nosotros, como historiadores, usamos infinidad de testimonios del pasado para dar cuenta de una realidad que ya no existe y que hay que documentar. Como dice el lugar común: una imagen dice más que mil palabras.
“Las imágenes nos dan una visión complementaria de aquella realidad que nos está refiriendo a las palabras”. Así, las fotografías ponen de relieve los problemas que existen y a los cuales que hay que ponerles solución.
Con información de MILENIO
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