Esta condición no tiene relación solo con la situación económica
La mayoría de los casos se presentan en personas con un historial de fracasos de toda índole durante el año
La coordinadora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), Susana Salazar Gómora, advirtió que el inicio de año puede tener efectos depresivos en adultos y niños, derivados de la cuesta de enero.
La especialista afirma que esta condición no tiene relación solo con la situación económica, sino que es un fenómeno que atañe principalmente a personas que experimentan “una cruda emocional”, producto de los excesos vividos durante las fiestas decembrinas.
“Son personas que se excedieron, lo cual representa un hecho compensatorio que se traduce, por citar un ejemplo, en la adquisición compulsiva de cosas materiales: la finalidad es evadir carencias emocionales. Según nuestras estimaciones cuatro de cada 10 pacientes adultos que visitan nuestra clínica están experimentando cierto grado de depresión debido al efecto denominado cuesta de enero. Lo anterior también atañe a la población infantil con un porcentaje similar (tres de cada 10)”, explicó.
Salazar Gómora asegura que la mayoría de los casos se presentan en personas con un historial de fracasos de toda índole durante el año y que durante las fiestas decembrinas incurrieron en todo tipo de excesos, destacó Publimetro.
“Tiene que ver con un evento real, donde por ejemplo, a lo largo del año hubo una pérdida, un divorcio o una decepción amorosa, e incluso un despido laboral. Y en los niños puede presentarse cuando hay situaciones de maltrato físico y psicológico, abuso sexual, poca o nula comunicación con los padres, acoso escolar, divorcio de padres o muerte de un ser querido, entre otros”, agregó.
No obstante, la experta aclaró que no en todos los casos se puede catalogar como una patología, solo cuando se vive con una sensación de vacío permanente o si la tristeza es un común denominador en la vida, síntomas de un cuadro depresivo de cuidado, sentenció.
Además puntualizó que la población infantil también puede presentar síntomas de depresión pasajera en enero: “Se contagian por el pesimismo de los adultos y los síntomas son claros: baja de rendimiento escolar, hostilidad y retraimiento. Si estos síntomas prevalecen por más de un mes lo recomendable sería acudir con un especialista”, expresó.
Finalmente, Salazar Gómora advirtió que si la depresión tanto en niños como en adultos no desaparece al paso de dos semanas o un mes se debe acudir con un psicólogo.
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