Tras la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la admiración por este capo se disparó debido a la desconfianza que la ciudadanía tiene en el gobierno, coincide el ensayista Sergio González Rodríguez y el politólogo Sergio Aguayo.
González Rodríguez se refiere a este fenómeno como ”La chapomanía”, la cual “se ha desatado no sólo en México, sino en otras partes del mundo, responde a la falta de legitimidad que ostenta el gobierno mexicano” y señala que este sentimiento se “expresa en un síndrome de sospecha, incredulidad y desconfianza generalizadas. Nadie se traga la idea del súper criminal, sino que se despliegan las versiones (en serio o en plan de burla) en torno de la corrupción institucional que hace posibles las hazañas contra la ley.
“En este contexto de erosión política, la chapomanía aspira a heredar la glorias de la fridamanía que años atrás conquistó al planeta. No hay héroes criminales sin gobiernos que los patrocinen”, dice el escritor mexicano,
Por su parte, Sergio Aguayo advierte que la profunda desconfianza de las personas en sus instituciones ha dado pie a un Estado paralelo, “al cual un sector amplio de la población (muy difícil de medir estadísticamente) transfiere sus lealtades. El Chapo es el personaje más representativo de ese Estado paralelo”.
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