Los años le dieron un cambio de perspectiva sobre la vida
“Por favor no decidan ir a la universidad porque creen que me haría orgullosa o feliz. Ya estoy orgullosa”.
Cathy Brown es una periodista originaria de Michigan. Tiene tres hijos y actualmente vive en una granja en la Patagonia argentina.
Brown les escribió a sus hijos una carta abierta en la que les recomienda no ir a la universidad una ves que terminen la escuela secundaria, a pesar de que ella se graduó con las mejores calificaciones.
Las experiencias que ha vivido a lo largo de los años después de haberse titulado le dieron un cambio de perspectiva sobre la vida. Eso lo deja ver en la carta que escribió, misma que se ha hecho viral en las redes sociales.
Te dejamos el escrito completo:
Pequeños amados míos:
Dejemos algo claro. No me podría importar menos si van a la universidad. De hecho, hay una parte de mi que espera cualquier cosa menos eso después de la secundaria. Personalmente, preferiría que agarraran una mochila e hicieran dedo hasta Siberia, iniciaran un negocio de jabones naturales, fueran de voluntarios a Haití, lo que sea.
Se los digo como una ex obsesionada con ser la más inteligente, como su tía Mandy solía llamarme. Puede que lo encuentren difícil de imaginar ahora, pero en mis tiempos era una desagradable que lograba superar las expectativas y se decepcionaba profundamente si recibía cualquier cosa menos una A+ y una estrella dorada.
Fui a la universidad, conseguí ese papel, y les estoy diciendo de primera mano que no importa una mierda la educación que recibí respecto a mi potencial y valor para la sociedad.
Ustedes son tres de los niños más brillantes, bondadosos, apasionados y burbujeantes que conozco. También son los tres mayores dolores en el trasero que he tenido que criar, con su deseo de cuestionar todo (incluyéndome a mi, cincuenta veces al día), y su feroz independencia que deja claro que no me necesitan tanto -y no cambiaría eso por nada del mundo.
Deseo de aquí a la luna y de vuelta que cuando sean mayores tomen decisiones conscientes para resguardar estas características.
La idea de que se inscriban, solo “porque es lo que deben hacer, para pagar miles de dólares y esperar encajar en un sistema en que su educación está en los confines de una habitación me hace encogerme hasta mi núcleo.
Un lugar en que una pieza de papel y una fiesta al final se supone que deba hacerte sentir como que lograste “valer la pena”. Ustedes son más grandes que eso. Por favor reconozcan que sus oportunidades para educarse a sí mismos son absolutamente ilimitadas.
Fui a la universidad para hacer felices a mi papá y a mi mamá, para hacerles sentir que hicieron un buen trabajo criando una chica muy buena. Por favor no decidan ir a la universidad porque creen que me haría orgullosa o feliz. Ya estoy orgullosa.
Si quieren ser algo como un médico o un profesor de primaria, sí, van a tener que ir. Y si quieren ir solo por la experiencia, vayan. Prueben. Vean cómo funciona para ustedes. No es necesario que funcione. Y si van, vayan solo cuando estén listos y entusiasmados, sea eso a los 18, 25 o 53.
Mi único deseo para su educación es éste:
Deseo que hagan cosas aparentemente irracionales pero llevadas adelante por la pasión, como tomar un vuelo a Perú para tratar de encontrar a ese tipo que conociste por 15 minutos en la ruta de bicicleta y al que no puedes sacar de tu cabeza. Espero que les rompan el corazón al menos una vez para que puedan saber qué tan grande es, y qué tan resiliente es.
Espero que se den cuenta de que hay un millón de maneras de apoyarse financieramente y que no les importe una mierda lo que piensen otros de sus opciones profesionales. Si criar cabras o ser un contador o vender cocos en la playa de Indonesia o ser una agente de bienes raíces les hace sentir felices de levantarse cada día para ir a trabajar, rock on. Espero que tengan el auto respeto y las pelotas para renunciar en el momento en que empiecen a sentir que se están muriendo dentro energéticamente.
Espero que aprendan no solo a abrazar, sino celebrar y valorar la espontaneidad. Que hagan otras cosas en su vida por el solo hecho de “¿Por qué diablos no?”, esa es una razón completamente válida.
Tomen el auto y hagan ese viaje a Colorado. Ese día. Empaquen un saco de dormir, una caja de chocolates, un cambio de ropa, agarren el dinero para bencina y emergencias y vayan. Vean qué sucede. Pasarán un rato excelente o tendrán una excelente historia. Quizás ambos.
Aprendan a no matar buenas ideas por pensar demasiado. Seriamente, siempre puedes dar la vuelta el auto y deducir dónde devolverte. No aumentemos el drama de la situación.
Deseo que se sientan perdidos y de verdad, de verdad, de verdad asustados e inseguros para que puedan llegar a la bella realización de que tienen el coraje de afrontarlo.
Deseo que nunca estén tan intimidados por sus ídolos como para no hacer lo que necesiten para conocerlos y aprender de ellos. Son personas, también, y pueden aprender tanto de ustedes como ustedes de ellos. Acérquense. Envíenles correos, caminen y digan hola en la pieza.
Fuente: La bioguia
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