La publicación hizo un balance de lo que le espera a Meade en las elecciones de 2018
“El próximo Presidente deberá enfrentarse a un altísimo índice criminal, al enojo por la corrupción, a una economía débil y a Trump”, agregó
Meade no se verá favorecido por el apoyo del Presidente Enrique Peña Nieto para las elecciones de 2018, debido a la baja popularidad de este último, publicó el pasado jueves The Economist.
El medio extranjero hizo a una crítica a la vieja práctica política, popularmente conocida como el ‘dedazo’, en la cual el mandatario en turno elegía al siguiente candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, por ende, al futuro Titular del Ejecutivo.
“La regla autoritaria del PRI terminó en el 2000, pero regresó el 27 de noviembre de este año, con Peña Nieto” al elegir a José Antonio Meade, se asegura en el texto publicado en la versión impresa.
“Sin embargo, actualmente el ‘dedazo’ que cuenta es el de los electores”, agrega.
Aunado a esto “el próximo Presidente deberá enfrentarse a un altísimo índice criminal, al enojo por la corrupción, a una economía débil y a Donald Trump quien para entonces quizá ya haya decidido terminar o cambiar drásticamente el Tratado de Libre Comercio (TLC)”.
En el artículo también se asevera que Meade se va a ver afectado por la baja popularidad del mandatario en turno, “con un índice de aprobación del 26 por ciento, aun cuando esta cifra creció al doble respecto al inicio de este año. Los electores creen que (Peña Nieto) ha hecho muy poco para combatir el crimen y la corrupción, después de un escándalo sobre un conflicto de interés ya dudan de su honestidad… En octubre 2 mil 371 personas fueron asesinadas, el número más alto del que se tenga registro”.
Como Andrés Manuel López Obrador, el dirigente de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), va a la cabeza de la mayoría de las encuestas, Meade, aun cuando tiene una amplia experiencia en puestos dentro del gabinete presidencial, deberá llevar acabo una estrategia política “horriblemente complicada” si quiere ganar los comicios del próximo año, concluye The Economist.
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