El desarrollo de aplicaciones para smartphone en torno a las cuales construir un pequeño imperio (que muchas veces termina comprado o como mínimo tanteado por gigantes como Google o Facebook) se ha convertido en el particular Dorado de informáticos, expertos en marketing o inversionistas de riesgo, aunque pocas sean las que terminen teniendo sus quince minutos de gloria en los cuales amasar una auténtica fortuna. Algunas incluso han acaparado tanta influencia en nuestras sociedades (aplicaciones como Twitter se han convertido en los principales foros de debate público, y para un personaje público la desaparición de su avatar en ellas supone prácticamente desaparecer físicamente) que están dando lugar a interesantes debates sobre la libertad de expresión por casos como la suspensión de las cuentas en las RRSS de Donald Trump (Snapchat ha sido de las últimas en cancelar sus cuentas).
Aunque ahora arrasan las apps lúdicas tipo Tik Tok (en las cuáles los usuarios crean pequeños vídeos que a veces son como pequeñas historias autoconclusivas) las apps forman un riquísimo ecosistema poblado de juegos de móvil que monetizan a través de microtransacciones, aplicaciones que funcionan como mercados mundiales, aplicaciones que envejecen fotografías actuales para mostrar una (idealizada) imagen de la vejez de los usuarios e incluso apps de bancos o brókeres online mediante las cuales manejar en cualquier lugar y momento tanto finanzas personales como inversiones, dada la temática de nuestra web, vamos a centrarnos en estas últimas y en las app tipo marketplace.
El parqué bursátil en el bolsillo
Hace años que la tecnología puso al servicio del gran público (gracias primero a la invención de internet y segundo al desarrollo de los teléfonos inteligentes) el mundo de las inversiones, algo que antes sólo podían desarrollar en persona los profesionales (conocidos como brókeres). Hoy en día la posibilidad de invertir por uno mismo y hacerlo rápidamente es un hecho, ya que antes si cualquier otro quería hacer sus inversiones debía hacerlo telefónicamente mediante estos brókeres. Hoy en día muchos bancos ofrecen la posibilidad de que cualquiera se convierta en bróker mediante el pago de una tarifa, luego ya depende de la pericia de cada cual la elección de dónde colocar su dinero para que rinda mejores dividendos.
Ahora mediante una app de trading de forex se puede acceder a los contratos por diferencia a través de mercados no regulados creados por brókeres de trading online en los que se puede operar con altos niveles de apalancamiento para aumentar el tamaño de las posiciones, lo cual tiene su reverso negativo, y es que pueden dar lugar a pérdidas muy grandes si la operación se tuerce. Si se invierte con apalancamiento en una plataforma de trading se debe tener la debida precaución, pero también tiene sus ventajas, como la gratuidad de las cuentas (normalmente se paga cuando se abre la posición, además de cuando la operación sale mal, obviamente) y la posibilidad de abrir posiciones grandes como poco capital debido precisamente al apalancamiento (insistimos, esto conlleva altos riesgos).
Aplicaciones “mercadillo”
Una civilización que sobreproduce y sobrecompra de una forma tan eficiente como nuestra actual sociedad global necesariamente termina por convertir los hogares en almacenes outlet que deberán ser periódicamente vaciados para poder llenarse de nuevo. Si no se vive en los Estados Unidos no se podrán montar mercadillos domingueros frente al garaje en los cuales cambiar nuestro excedente por dólares, pero se podrá descargar una app tipo eBay o milanuncio, subir una fotografía de la prenda, libro o videojuego que ya no deseamos y esperar ofertas (también se puede prefijar un precio y esperar que se entable un regateo con algún interesado). Aunque no solo funcionan como mercadillos de segunda mano, ya que no son pocos los que han aprovechado la infraestructura de estas aplicaciones para montar su tienda online y tratar de captar la atención de los millones de usuarios que las utilizan a diario.
Las apps tecnológicas se han convertido (en algunas ocasiones) en atractiva inversión, negocio boyante y escaparate del talento de los desarrolladores gracias a la gran cantidad de actividades cotidianas que concentramos los seres humanos en nuestros teléfonos inteligentes, así que a no ser que aparezca una tecnología disruptiva que cambie esto, parece que el futuro a medio plazo continuará por esta línea.
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