Los contratos otorgados a la universidad se adjudicaron de manera directa
La institución informó que le dio dicho reconocimiento a Korenfeld debido a “su distinguida posición dentro de la comunidad judía mexicana y su activo fomento de lazos de cooperación en el campo del agua entre Israel y México”
En 2015, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) llevó a cabo un contrato por 25 millones de pesos con la Universidad de Tel Aviv, a quienes además le adjudicaron de manera directa tres estudios sobre la contaminación del agua en el territorio nacional.
Durante ese mismo año, la institución le dio a David Korenfeld Federman, extitular de la dependencia, el título de doctor honoris causa y el nombramiento de presidente del Consejo Directivo de su Centro Internacional del Agua, de acuerdo con documentos consultados por el periódico El Universal.
En 2013, el entonces presidente de Israel, Shimon Peres, Korenfeld y Joseph Klafter, presidente de la Universidad de Tel Aviv, se reunieron para anunciar un intercambio científico y tecnológico en el tema hidráulico, asegurando que la “cooperación es una de las herramientas más eficientes para mejorar la situación mundial del agua y las condiciones sociales y económicas de la población”.
Dos años después, la institución le dio el doctorado honoris causa a Korenfeld Federman gracias a su “destacado liderazgo y por las políticas del agua en México”, además de “su distinguida posición dentro de la comunidad judía mexicana y su activo fomento de lazos de cooperación en el campo del agua entre Israel y México, en beneficio de ambos pueblos”.
A cuatro días de esto, el 29 de marzo, Korenfeld fue fotografiado cuando él y su familia descendían de una camioneta para abordar un helicóptero propiedad de la Conagua. Esto provocó una serie de críticas, ya que según la ley, está prohibido utilizar recursos públicos para beneficio personal. En este caso, el funcionario y sus familiares viajaron a Vail, Colorado, donde tenían una reservación para pasar las vacaciones de Semana Santa.
Por ello, el 12 de abril, el funcionario presentó su renuncia ante la dependencia, asegurando que “desde que se presentó el evento me he conducido como siempre lo he hecho en mi vida pública y privada: apegado a los valores de la verdad, honestidad, siempre de frente y con transparencia”.
A pesar de ello, casi un mes después, el 14 de mayo, en una ceremonia en las instalaciones de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, el ex director de la Comisión Nacional del Agua recibió el máximo grado de una institución universitaria, el honoris causa que se había anunciado desde marzo.
“Es un gran honor recibir un doctorado honoris causa de una de las universidades más importantes de Israel”, señaló Korenfeld.
Para julio de ese año, el portal de transparencia de la Conagua informó que se llevaron a cabo tres contratos con dicha universidad israelí, con la intención de realizar estudios del agua en México, asignándole 25 millones de pesos para ello.
Tres meses después, el presidente de la Universidad de Tel Aviv, Joseph Klafter nombró a David Korenfeld presidente del Consejo Directivo de su Centro Internacional del Agua. Esto contraviene a lo dispuesto en la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, en donde el artículo 9 señala que el servidor público que deje de desempeñar su empleo, cargo o comisión, en ningún caso aprovechará su influencia u obtendrá alguna ventaja derivada de la función que desempeñaba hasta un año después de haber concluido sus funciones.
Ello generó una serie de críticas, al asegurar que con dicho nombramiento hubo conflicto de intereses.
Para Marco Fernández, investigador de México Evalúa, Korenfeld no respetó los lineamientos de la ley de responsabilidades de los servidores públicos, ya que no se esperó el año que marcan los estatutos.
“Se sugiere que pudo haber existido un conflicto de interés, porque no se respetaron los términos de la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos en los que el exdirector general de la Comisión Nacional del Agua no estuviera involucrado con una asociación a la cual se le da posteriormente un contrato para servicios de la dependencia. Debió haberse esperado un año en términos de la legislación y no lo hizo”, acusó.
Por su parte, para el director de Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Max Kaiser, es necesario que la Conagua detalle detenidamente el motivo por el cuál se le dieron los contratos millonarios a dicha universidad, acusando que podría existir conflicto de intereses gracias a su relación con el extitular de la dependencia.
“Se puede hacer una inferencia lógica: Korenfeld instruyó que se otorgaran estos contratos, lo corren y termina en la Universidad de Tel Aviv, eso suena lógico, no sé si el que suena lógico quiere decir que hay un acto de corrupción. Suena a conflicto de interés, a conflicto de influencias”, dijo el especialista.
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