Por Pablo Montaño
Alicia Calderón, directora del documental Retratos de una Búsqueda, presentó su documental en Londres. En él narra desde tres mujeres la dolorosa búsqueda de un hijo o hija desaparecido en ese México de los 36,000 ausentes. El documental es brutal en ilustrar esa parte que la estadística esconde, ese sufrimiento que no termina hasta no encontrar y no saber qué fue de ella o de él, las 36,000 familias que no caben en ese número. En la sesión de preguntas y respuestas, Alicia explicó su intención de mostrar la realidad de estas madres que no sólo lloran, sino que se convierten en detectives de tiempo completo, cubriendo las incapacidades e ineptitudes de un sistema de justicia mexicano diseñado para dar muchas excusas y no resultados. Entre las preguntas de un público británico apabullado, surgió la tradicional pregunta de ¿qué se puede hacer? Preguntar qué hacer con una epidemia de violencia se antoja a duda existencial nacional, Alicia, logró explicar con maestría la necesidad de una solución compleja para un conflicto igualmente complejo, multiplicidad de factores para reconstruir un sistema que se rompió por muchos lados y que quedó reducido a muchos pedazos.
Ese sistema rotó y convertido en jirones, es el que hoy nos regala escenas de rabia. En Veracruz, otra vez, la sentencia del juez Anuar González para la liberación del violador Diego Cruz, nos restriega de la peor forma la omnipresencia de la injusticia. Nos hace recordar que fuimos ingenuos al celebrar la aprehensión de uno de los Porkys, nos hace tragarnos es “por lo menos lo agarraron”. Y nos decimos con coraje, ya sabemos que esto es México, donde la justicia no alcanza a los poderosos y se ensaña con los pobres así sean inocentes. Por un instante habíamos olvidado la parcialidad que opera por default; esa que vimos cuando la corrupta lideresa sindical fue enviada a prisión domiciliaria, o la que tiene al Dr. Mireles en una reiterada violación de sus derechos humanos, o la que permitió la fuga de Javier Duarte a pesar de que se conocía su ubicación e identidad falsa, la misma que ahora afirma que el violador no violó y sólo rozó incidentalmente a la menor, la que convirtió a México en un país de fosas.
@Pabloricardo2
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