“No se trata de subsistir, se supone que en teoría tengo derecho a una vida digna”
Muchos de los jóvenes nacidos en los años 90 no gozan de los mismos beneficios laborales con los que contaron sus padres, como jubilación y seguro social
Por Juventino Montelongo
Samuel Cerón Morales tiene 22 años y desde los 17 comenzó ha trabajar de cajero en un OXXO. Luego fue mesero, guardia de seguridad, pizzero, lava loza, vendedor y hasta paseador de perros.
Él forma parte de los 37.9 millones de jóvenes que existen en el país, sin embargo, de los que trabajan, 12.2 millones reciben una mala paga y no cuentan con seguridad social.
Al ser cuestionado sobre la pérdida de su derecho a jubilarse, del cual sí disfrutaron sus padres, calificó dicha pérdida como “una mentada de madre para los chavos”.
Originario de la Ciudad de México y con una experiencia laboral de cinco años, asegura que tuvo que dejar sus estudios en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur debido a que no tenía dinero para seguir estudiando, por lo que comenzó a buscar trabajo.
“Trabajaba y estudiaba la prepa en el CCH Sur y la tuve que abandonar para ponerme a trabajar. Actualmente ya terminé mi nivel bachillerato mientras trabajaba paralelamente”, cuenta en entrevista.
Él asegura que ha brincado de trabajo en trabajo porque el salario no le alcanza, ya que en promedio le han llegado a pagar 6 mil pesos.
¿Fue cuando no habías terminado la prepa?
“Exactamente, te ven chavo y sin estudios y te dan un mal sueldo y horarios absorbentes, con jornadas laborales (no oficiales) de hasta 15 horas al día. Obviamente no iba a llegar a un trabajo sin estudios y sin experiencia a esperar un salario de 8 mil pesos al mes y buenos horarios. Estoy consciente de mi situación y de que muchas veces hay que empezar desde abajo para ir creciendo”.
Esto no es un caso aislado, ya que el índice que mide el poder adquisitivo del peso reportó su peor nivel desde 1996, llegando al 80.67 por ciento en febrero pasado, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por el Banco de Pagos Internacional.
Incluso la caída en el poder de compra de la moneda mexicana superó las cifras de la pasada crisis económica global, la cual también afectó a las monedas nacionales de países emergentes, como México, ya que en febrero de 2009 tenían un mínimo en 87.59 por ciento, lo cual es mayor que el reportado para el mismo periodo del 2016, donde se ubicaba en 80.67 puntos.
Así como Samuel, hay más jóvenes en otros lados de la República, como Kirei Cruz, quien tiene 21 años y es originaria de Sinaloa, aunque desde hace años vive en Guadalajara, en donde cursa la licenciatura en Letras Hispánicas. Ahí, ha tenido diferentes trabajos, principalmente de mesera, en donde recibe 4 mil pesos al mes mas lo que vaya sacando de propinas.
“Para mí el tener un futuro laboran tan incierto es una preocupación constante”, asegura en entrevista, “no me parece justo ni que valga la pena trabajar en las condiciones que he trabajado. Empecé a trabajar tarde porque mis papás siempre me han apoyado económicamente, ellos esperaban a que terminara la carrera primero y después comenzar a trabajar en algo de mi área, sin embargo, los últimos años han comenzado a ponerse difíciles en mi casa y sólo me ayudan con lo más básico”.
La crisis financiera del IMSS y reducción en créditos de vivienda
Vale la pena recordar que la crisis financiera del IMSS no sólo se reduce a un patrimonio negativo que se debe a su enorme pasivo laboral, es decir, el pago a jubilados, sino que debe destinar casi la mitad de su presupuesto total para pagar pensiones y jubilaciones.
Pese a las reformas de 2001 y 2004, las cuales buscaban solucionar dicha crisis, esto sólo generó que un grupo cerrado de trabajadores del Instituto pudieran gozar del derecho al Régimen de Jubilación y Pensiones.
Para cubrir dichos pagos, el IMSS tiene que destinar 1 billón 291 mil 693 millones de pesos, lo cual seguirá creciendo conforme pase el tiempo, hasta llegar a los 3 billones 365 mil millones de pesos en 2035, es decir, en 36 años.
Lo anterior no sólo se traduce en afectaciones a futuro, ya que la falta de dinero en dicho instituto afecta cada año, al reducir la prestación de servicios para derechohabientes, la inversión física y el dinero destinado a la compra de medicamentos.
Sumado a todo ello, está el estancamiento de los trabajos mejor pagados, los cuales llegan a más de cinco salarios mínimos, o sea 400 pesos al día o 12 mil pesos mensuales, por lo que existe un menor ingreso real en las familias y un alza en las tasas hipotecarias. Gracias a esto los créditos para vivienda en México cayeron un 9.5 por ciento en abril de 2016, al ser comparados con el mismo periodo pero de 2015, según un estudio de BBVA Bancomer.
Al análisis de esta institución bancaria indicó que los préstamos que dan organismos públicos como el Infonavit y Fovissste, disminuyeron 11.7 por ciento.
A futuro, ¿cómo ves el panorama laboral que te espera?
“No veo nada favorable, y no me extraña que nuestra generación tenga una actitud negativa o ‘no profesional’ respecto al trabajo cuando es injusto y una burla que se nos pague y contrate bajo condiciones distintas y mucho más duras que las generaciones anteriores”.
Respecto a la preparación que debes tener, Kirei critica que ahora no sólo debes contar con una licenciatura para asegurar un buen trabajo, sino que debes tener maestría pese a que antes, sus padres y abuelos obtenían empleos con mejores prestaciones a pesar de que sólo tuvieran una carrera trunca.
“También podías solventar con un empleo los gastos de una familia núcleo y ahora se requieren dos para llegar al fin de mes. Eso me deprime un poco, pensar en mi futuro laboral, porque yo quiero tener hijos pero a como veo mi situación falta mucho para tener estabilidad económica y un ingreso necesario”.
Señaló que si de por sí es angustiante pensar qué será de los jóvenes cuando lleguen a viejos, al no contar con la seguridad de una jubilación dicho panorama pinta más negativo. “No se trata de subsistir, se supone que en teoría tengo derecho a una vida digna, pero ahora que fui a Playa del Carmen para trabajar en vacaciones me pagaban el mínimo al mes. Vivía en un cuarto sin muebles y sentí que ese derecho no fue respetado. Eso anímicamente te jode”.
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