La iglesia espera la resolución de las autoridades para saber si castiga o no al sacerdote
El padre abusó de él cuando se encontraba bajo los influjos del alcohol
En 2013, a sus 15 años de edad, el joven “José” ingresó al Seminario Diocesano de Piedras Negras, el cual era dirigido por el padre Juan Manuel Riojas, popularmente conocido como padre Meño. Tras su ingreso, fue tutelado por el sacerdote.
Ya en el seminario algunos de sus compañeros comenzaron a sentir celos de él, ya que notaban la preferencia de la que gozaba por parte del padre, por lo que “José” comenzó con su primer año de preparatoria con el deseo firme de convertirse en sacerdote ante la carencia que hay en la Diócesis.
A pesar de esto, José vivió una experiencia traumática al siguiente año, en el aniversario de ordenación del padre Meño, cuando al terminar los festejos y bajo los influjos del alcohol, el sacerdote lo atacó sexualmente en su habitación.
Este sería sólo el primero de cuatro ataques que sufriría más adelante por parte de padre Riojas, mismos que lo dejaron marcado física y emocionalmente, sin embargo, la última de ellas fue la que lo dejó más afectado, ya que todavía le resulta difícil hablar sobre ella.
La primera persona que se enteró de esto fue su consejero espiritual, el padre Jesús Compeán, aunque al haberle contado lo anterior en una confidencia, el sacerdote no pudo hacer nada al respecto.
Más tarde, y como parte de su instrucción sacerdotal, José fue enviado al Seminario de Monterrey, Nuevo León, donde sus profesores detectaron su sufrimiento y gracias a numerosas sesiones psicológicas y psiquiátricas, logró relatar abiertamente los hechos.
En dicho estado y con el apoyo de la Arquidiócesis de la Sultana del Norte, José decidió que debía hablar de lo que había sufrido y buscar un castigo eclesiástico contra el padre Meño, tal como lo marcan las leyes de la Iglesia Católica.
Después de enterarse de lo anterior, el Obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Alonso Gerardo Garza Treviño, viajó en diciembre pasado hasta Monterrey y se entrevistó con “José”.
Así, Garza Treviño le dijo a “José” que lo ayudaría en su caso, pidiéndole que confiara en él, aunque también le dijo que no le comentara nada a sus padres, para darle tiempo de sancionar a Meño.
Sin embargo, lo único que hizo Garza Treviño fue pedirle a “José” que firmara una carta en donde lo desligaba de cualquier responsabilidad en su contra sobre el caso de abuso sexual.
Y a pesar de que dicho sacerdote anunció la salida del padre Meño de la Rectoría del Seminario, no fue sancionado y en cambio fue nombrado Vicario del Santuario de Guadalupe.
Debido a esto, el joven se decidió a denunciar a Meño ante las autoridades, por lo que le confesó a sus padres la situación, quienes lo apoyaron en presentar una denuncia penal contra Juan Manuel Riojas.
Por su parte, la iglesia católica dijo que esperará la resolución que den las autoridades de justicia, y entonces, dependiendo si hay o no culpabilidad del sacerdote implicado, emitir una sanción.
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