El joven relató cómo fue víctima de abusos sexuales por parte de su esposa
A pesar de las agresiones, él siempre regresaba con ella por temor a estar solo
Un joven ucraniano, quien solicitó permanecer en el anonimato, compartió al medio BBC la historia de cómo fue víctima de abusos sexuales por parte de su esposa durante 10 años.
De acuerdo con su relato, Ira, su ahora exesposa, y él se conocieron cuando eran veinteañeros. El afectado dijo que fue su primera mujer y con ella tuvo sus primeras relaciones sexuales, sin embargo, no eran normales, eran dolorosos y agresivos.
Recordó que su primer encuentro sexual duró cerca de cinco horas, y cuando terminó, él tenía su cuerpo dolorido. “Ella tenía la manía de que siempre hubiera esperma al final. Yo era frotado hasta conseguirlo. En promedio, duraba entre una y dos horas”, contó.
Mencionó que nunca fue placentero tener intimidad con Ira, pero al no tener experiencias previas creyó que así tenían que ocurrir por lo que accedía a sus demandas. No obstante, un día se negó y eso no detuvo a la mujer, “fue entonces cuando se convirtió en una violación”, enfatizó el joven.
La víctima indicó que en ocasiones hacía largos viajes de negocios al extranjero, pero por temor a perder a Ira le pidió que lo acompañara e incluso le pidió matrimonio. Aunque no aceptó decidió viajar con él.
“Yo tenía demasiado trabajo y quería descansar, pero ella empezó a exigir que tuviéramos sexo. Yo accedí la primera vez, después ya no”, remembró.
Ella decía, “lo quiero, lo necesito, aquí que tienes que hacerlo, vamos, he esperado mucho tiempo”, a lo que el joven le respondía “no, no quiero necesito descansar estoy agotado”.
“En esos momentos ella me pegaba y ya no había nada que yo pudiera hacer. Ella me arañaba hasta que yo sangraba, me daba puñetazos”. “Nunca me dejaba marcar en el rostro, solo me hacía daño en las partes del cuerpo que podía cubrir con ropa: mi pecho, mi espalda, mis manos”, detalló.
El joven de Ucrania dijo a BBC que nunca se defendió porque pensaba que pegarle a una mujer era agresivo y estaba mal, y así lo educaron sus padres.
Un día intentó alquilar la habitación de un hotel, pero al no hablar el idioma del lugar el recepcionista no entendía lo que necesitaba y no pudo hacer nada, agregó que le daba miedo regresar al hotel donde se hospedaba con Ira, por lo que se iba a caminar por los centros comerciales, deambulaba por la ciudad y por no llevar ropa que le abrigara durante el otoño, frío y húmedo, contrajo infecciones urinarias, prostatitis y fiebre, y pese a ello, su exesposa siempre conseguía lo que ella quería.
“Los fines de semana eran lo peor, porque ocurría el sábado en la mañana y la noche del domingo. Yo contaba los días que faltaban para volver a Ucrania. Pensaba que eso pondría fin a nuestra relación, pero estaba equivocado”, contó.
El afectado mencionó que sus intentos por librarse de Ira siempre fracasaron, y cuando ella le prometía que todo estaría bien, él siempre regresaba por temor a estar solo. Posteriormente, su expareja le dijo que se casaran y lo hicieron, aunque él ya no quería, pues lo celaba en todo momento y de sus amigos y familia.
“Ella no podía ir a ninguna parte sin mí. Yo era una especie de juguete que tenía que entretenerla todo el tiempo”.
“Alquilamos un departamento con dos cuartos de baño. Yo tenía prohibido usar el baño principal, entonces solo podía usar el de las visitas”. “Ella decidió que teníamos que dormir en habitaciones separadas y la mía no tenía cerrojo. Yo nunca podía estar solo. Si hacía algo mal, me gritaba y golpeaba, siempre me culpaba”, recordó.
El joven señaló que siempre tuvo en mente que había que sacrificar todo por el bien de la relación, aceptó que durante los últimos cuatro años de relación tener intimidad con Ira le causaba ataques de pánico.
En alguna ocasión navegando por Internet entró a un chat donde todo era anónimo, fue en esa ocasión cuando habló por primera vez de lo que le estaba pasando, y aunque en esos momentos no reconocía que era abusado por su pareja, pudo tener el valor de decir “no” con más frecuencia.
Tiempo después, el joven encontró un terapista de familia quien le brindó apoyo y a quien confesó sobre el abuso del que era víctima, a lo que de inmediato, Ira dijo que era mentira.
A raíz de esa situación, ella le pidió el divorcio y el joven aceptó, pues sabía que no tendría otra oportunidad de alejarse.
A pesar de que pensó denunciarla ante los tribunales, sus abogados le dijeron que había posibilidades de obtener una orden de alejamiento.
La víctima señaló que después de lo que vivió con su exesposa durante 10 años, le es difícil salir a trabajar, asegura que nunca tendrá una relación, ni hijos, pues se dio por vencido.
Haber callada durante tanto tiempo provocó un desastre en su vida, pero cree que tal vez haya un hombre que pueda sentirse identificado con su historia, compartió El Universal.
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