El joven adquirió larvas cutáneas que se alojaron en su piel
Michael, un joven de 17 años, regresó a su casa después de pasar unos días en una playa de Florida, cuando comenzó a desarrollar una serie de puntos rojos, a la altura de los pies.
Conforme transcurrieron los días, los puntos fueron en aumento y ya no solo eran los pies, sino que estos habían invadido su cuerpo de la cintura para abajo.
Tras acudir al médico, le notificaron que se trataba de anquilostomas, un tipo de parásito (un gusano nematodo) que puede infectar tanto a los animales como a los humanos.
“El médico nos confirmó que se trataba de larvas cutáneas. No puedo dejar de enfatizar lo traumático que es para un adolescente -y su madre- saber que hay gusanos viviendo en su cuerpo. No fue solo mi hijo, aunque él se llevó la peor parte, varios compañeros contrajeron el parásito después de visitar Pompano Beach”, declaró la madre del menor.
La víctima contrajo estas larvas luego de enterrarse en la arena de la playa, ya que de acuerdo con los médicos, los anquilostomas se diseminan a través de las heces de animales o humanos que tienen el parásito, y las personas tienden a obtenerlos simplemente caminando descalzos sobre la arena o el suelo que anteriormente ha sido contaminado.
La madre del joven contó que cuando el doctor dio con el parásito lo primero que hizo fue administrarle un antibiótico y un antiparasitario, pero el medicamento “no estaba funcionando lo suficientemente rápido”, así que tuvieron que acudir con un dermatólogo a principios del mes de julio, quien usó crioterapia, un tratamiento donde el nitrógeno líquido se usa comúnmente para “congelar” las lesiones de la piel.
“Durante el tratamiento, mi hijo me dijo que le dijera al médico que se detuviera, porque sentía que podía sentir que se escapaba del nitrógeno líquido. Era desagradable, más que desagradable”, relató.
De acuerdo con Gizmodo, al parecer hay dos tipos principales de anquilostomas: humanos y animales o zoonóticos. Para el doctor especialista Bobbi Pritt, ambos tipos pueden transmitirse a las personas, y ocurre de manera similar: los animales o humanos infectados con el parásito defecan en la arena o el suelo y, debido a que sus heces llevan los huevos del parásito, el suelo se contamina.
Una vez en el suelo, los huevos se convierten en larvas, o anquilostomas que no han alcanzado su madurez, y cuando las personas entran en contacto con ellos, pueden penetrar en la piel e instalarse en el intestino a través del torrente sanguíneo.
En cambio, los anquilostoma de “animales” no se pueden adaptar al cuerpo humano, por lo que las larvas nunca llegan a los intestinos de la persona. Cuando esto ocurre, dichas larvas, que son microscópicas, deambulan por la piel de la persona, causando esas marcas rojas onduladas, intentando, aunque no pueden, salir, crecer o reproducirse, detalló.
Tras la amarga experiencia, la madre del joven decidió compartir en Facebook imágenes del cuerpo de su hijo y un mensaje de advertencia a otros padres.
“Michael fue a Miami el 20 de junio. Se enterró en la arena por diversión y se ha convertido en nuestra pesadilla. Otras cuatro personas contrajeron una infección parasitaria, anquilostomas, de la playa de Pompano. Michael tiene el peor caso, de lejos. Se ha tenido que tomar Clindamyacin, Ivermectin, un paquete de dosis de esteroides, y Albenza, que costó 1.356 dólares por 6 pastillas (sí, eso es seguro y sí, tuve que pagarlo). Pero puedes obtenerlos por 0.30 dólares por pastilla en Honduras. Gracias, FDA. Hemos ido al pediatra 4 veces, a un dermatólogo y tenemos una cita de seguimiento hoy. Michael está sufriendo y esto es horrible. ¡Nunca se entierren en la arena ni dejes que tus hijos lo hagan! Solo estoy mostrando algunas imágenes porque es muy preocupante”.
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