Los especialistas califican a esta sustancia como una droga mortal
La ingesta excesiva de alcohol durante periodos prolongados desencadena daños en diferentes órganos
Un nuevo estudio señala que no existe nivel de consumo seguro de alcohol que sea bueno para la salud.
De acuerdo con Emmanuela Gakidou, investigadora del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, que realizó la investigación más grande al respecto, publicada la semana pasada en la revista Lancet, asegura que al año casi tres millones de muertes se le achacan al licor.
El estudio arrojó que en el mundo existen más de 2 mil millones de bebedores, de los cuales el 63 por ciento son hombres. Y, aunque los patrones de consumo varían según el país, la relación entre trago y daño a la salud es más o menos similar.
Los resultados de este estudio eliminan el mito sobre el consumo promedio que señalaba que 10 gramos de alcohol puro para cada persona diariamente o una copa de 100 mililitros de vino tinto o una cerveza de 375 mililitros era ideal para su consumo.
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Anteriormente se había demostrado que esta cantidad, considerada segura, en realidad está relacionada con una esperanza de vida más corta y con consecuencias irreparables para la salud, según dijo Dan Blazer de la Universidad de Duke, después de realizar un metaanálisis publicado en la misma revista hace algunos meses.
Sin embargo, el estudio de la semana pasada es más específico, ya que después de analizar los patrones de salud relacionados con el alcohol entre 1990 y 2016 en 195 países, llegó a la conclusión de que ni siquiera esta cantidad debería consumirse, tanto que califica el alcohol como una droga mortal.
Ya se conocía que beber alcohol, incluso en pocas cantidades, causa daños irreversibles en el ADN, al punto de que puede transformar las células en malignas, dando paso al cáncer y afectando al cerebro.
Además la investigación señala que el consumo de alcohol se relaciona con enfermedades cardiovasculares, daños neurológicos, síndrome metabólico, diabetes, demencia, enfermedad de Alzheimer, y con accidentes de tránsito y violencia común.
Al respecto, el endocrinólogo Iván Darío Escobar advierte que el alcohol produce un efecto tóxico directo, como un efecto sedante sobre el organismo. Además su ingesta excesiva durante periodos prolongados desencadena daños en diferentes órganos y conduce a carencias en la nutrición, lo que termina por acompañarse de una enfermedad crónica y peligrosa: el alcoholismo.
Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son acumulativos y según Hernán Yupanqui, endocrinólogo de Funcobes, producen alteraciones a nivel digestivo, entre las que se destacan las úlceras estomacales e intestinales, la pancreatitis crónica y la cirrosis hepática, además de lesiones en el sistema nervioso central y en los nervios.
Cabe mencionar los daños que ocasiona el licor durante el embarazo y que, según el pediatra Vladimir Muñoz Rodríguez, van desde el retraso en el desarrollo embrionario hasta la génesis de un síndrome de alcoholismo fetal.
El neurólogo Castro hace un listado de los efectos que dejan unos pocos tragos y que empiezan por la alteración de la razón, disminución de los reflejos, dificultad para hablar, pérdida del control muscular y del equilibrio, disminución de la agudeza visual y auditiva, limitación en la capacidad para reaccionar, náuseas, vómito y dilatación de vasos sanguíneos.
De acuerdo con El Tiempo, los síntomas anteriores pueden incrementarse si el consumo aumenta hasta provocar pérdida de conocimiento, dificultad para respirar, gastritis crónica, daño en las células del hígado, cirrosis, hepatitis, hemorragias digestivas, estupor y muerte por paro cardiorrespiratorio.
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En el caso del vino que acompaña las dietas mediterráneas, el cardiólogo Gabriel Robledo manifiesta que hay que sopesar los efectos negativos del alcohol con beneficios demostrados de los fenoles en su capacidad antioxidante y benéfica para algunas funciones.
“Creo que este equilibrio debe ser estudiado de manera más profunda porque una cosa es el licor convencional y otra, como en el caso de los vinos, aquel que se acompaña de sustancias amigables”.
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