Lorenzo Córdova Vianello, el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), reconoció en noviembre del año pasado que el organismo electoral que encabeza no tenía credibilidad ante la ciudadanía y debía ganársela con cada uno de sus próximos actos.
“El INE se edificó para arrancar en un proceso de construcción de confianza, en el entendido de que nadie está pidiendo un cheque en blanco. Nadie está pidiendo confianza a ciegas; creo que nos la tenemos que ganar, decisión con decisión, acto con acto y de ello depende en buena medida el actuar con base en nuestros principios constitucionales”, dijo en Aguascalientes durante la presentación de su libro Reforma electoral en marcha: avances en la instrumentación y perspectivas para el proceso electoral 2014-2015.
Dos meses después y con los comicios encima, el INE ha recibido cuestionamientos sobre su parcialidad y críticas sobre su funcionamiento. Para políticos y especialistas no empezó bien su nueva etapa como órgano electoral y falta mucho para recuperar la confianza de los ciudadanos.
“La gente se da cuenta que […] hay un árbitro debilitado, cuestionado. En ese sentido habría que pensar en su trabajo en función de los resultados que dé. Es una institución para ser observada”, comenta la politóloga Ivonne Acuña Murillo de la Universidad Iberoamericana.
De acuerdo con una encuesta del diario Reforma, publicada en diciembre del año pasado, en la que se valora la confianza en las instituciones, el INE es una de las más afectadas al perder 11 puntos entre abril de 2013 y finales de 2014, cuando apenas comenzaban los problemas con el tema de la fiscalización y las decisiones en precampaña.
Por una parte, el Instituto aún no resuelve la rescisión del contrato con la empresa Scytl, cuya misión principal era la fiscalización de las campañas electorales tras los escándalos que surgieron en la elección del 2012.
Con Información de Sin Embargo
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