El estudio se realiza en colaboración con el Centro Médico Nacional Siglo XXI para enseñarles a los niños y sus familias qué y cómo comer de forma saludable
El pasado 2 de diciembre de 2013, Alfonso Rodríguez un niño de apenas 12 años de edad, murió en el patio de su escuela durante una clase de educación física.
El médico Javier Hernández determinó que el menor murió a causa de una obstrucción en las arterias coronarias, tenía hígado graso, padecimientos que le provocaron un infarto al miocardio.
El caso de Poncho, como también era conocido, se hizo popular en redes sociales luego de que sus padres lo hicieran público con el fin de evitar más muertes como la de su hijo.
Ante este panorama la doctora Aleyda Pérez Herrera, del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), unidad Oaxaca, lleva a cabo un estudio que busca combatir la obesidad infantil a través de una dieta nativa.
“Queríamos saber qué tanto los niños incluyen alimentos nativos en su dieta y cómo estos pueden influir de manera benéfica en la disminución de peso”, explicó a Efe la doctora en nutrigenómica por la Universidad de Córdoba.
Este proyecto se realiza de manera conjunta con el Centro Médico Nacional Siglo XXI. En él participan niños de 12 años, 100 de ellos con obesidad y 100 con peso normal.
Este programa ofrece opciones a los niños que tienen sobrepeso u obesidad para que aprendan a comer y las cantidades que deben consumir, pues se les proporciona una dieta y se les da seguimiento cada tres semanas en las que se les pesa y se les cambia de dieta de manera personalizada.
Además los participantes reciben talleres para que aprendan a construir el Plato del Bien Comer, pero con inclusión de productos que se producen en la entidad.
Asimismo, se invita a los niños a visitar los mercados locales donde se encuentra la mayor diversidad de estos alimentos y a cultivarlos en casa.
De acuerdo con la especialista, la investigación tiene varios objetivos, entre ellos destaca entender la relación que tiene la dieta de los niños, en este caso oaxaqueños, en la modificación benéfica de la microbiota intestinal.
En la actualidad, muchos niños han dejado de consumir alimentos que antes se comían regularmente como los hongos silvestres, la guayaba, la chia, el cacahuate, el aguacate y el tomate verde de milpa, señala el sitio Sin Embargo.
La especialista asegura que los grandes retos de este proyecto son los papás de los pequeños y las fuentes de financiamiento.
“Muchos papás ya no llevan a los niños porque argumentan que no tienen tiempo de preparar alimentos o porque están renuentes de hacer cambios en casa, ya que la familia se debe integrar al plan de alimentación”, aseguró.
Bajo ese argumento, de mayo de 2018, cuando se inició el proyecto a la fecha, se han salido 30 por ciento de los participantes,“pero los que quedan están contentos y se están involucrando”, afirmó.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2016 (ENSANUT), el 33.2 por ciento de las niñas y niños, entre 5 y 11 años de edad, que cursan la educación primaria, presentan sobrepeso y obesidad, por lo que la Secretaría de Salud declaró en 2016 una emergencia epidemiológica nacional.
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