Iglesia argentina prohíbe contacto físico entre curas y niños
Esta serie de medidas surgen por la exigencia de “tolerancia cero” a curas pederastas hecha por el Papa Francisco
Luego de las numerosas denuncias por acoso sexual en contra de sacerdotes de la iglesia católica en Argentina, autoridades religiosas dieron a conocer una serie de medidas que buscan prevenir este tipo de sucesos.
El Arzobispado de Paraná emitió una lista de reglas que formarán parte del protocolo de buena conducta para prevenir abusos sexuales en la provincia argentina de Entre Ríos.
Se trata de una solución de emergencia ante la sucesión de hechos de pedofilia en esa arquidiócesis, y tiene como objetivo limitar al máximo la posibilidad de contacto físico entre los sacerdotes y los niños de la comunidad.
Entre las medidas se incluye que los sacerdotes:
– No pueden tener contacto físico con niños.
– No pueden involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas con niños.
– No pueden realizar insinuaciones, comentarios o chistes sexuales a los menores.
– No pueden poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico.
– Tienen prohibido compartir con ellos habitaciones de hotel o cualquier otro sitio.
– La puerta de la sacristía debe permanecer abierta cuando escuchen sus confesiones.
– En caso de viajar en auto con un menor, el sacerdote procurará la presencia de otro adulto.
– Si un menor o adulto vulnerable inicia gestos como un abrazo, la respuesta debe ser sobria, breve y apropiada, y siempre en lugares públicos y delante de otras personas.
El Papa Francisco se disculpa con víctimas de sacerdotes pederastas
De acuerdo con una nota de El País, el listado que lleva por título “Normas arquidiocesanas de comportamiento en el trato con menores de edad y adultos vulnerables”, fue presentado por el obispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari.
María Inés Franck, abogada miembro de la Comisión Arquidiocesana para la Protección de los Menores, aseguró que “son temas muy delicados y es bueno que aquellos que trabajen con menores sepan estas cuestiones de manera simple. Es para que todo adulto sepa qué hacer para prevenir un abuso y ante la sospecha”.
Fue en octubre pasado que monseñor Puiggari le anticipó personalmente a Franck que planeaba realizar este listado de reglas de conducta, hecho que ella vio con buenos ojos, no obstante, señaló que la medida llega tarde, pues hay también un gran problema de encubrimiento en los casos de abuso.
Silvia Muñoz, madre de una de las víctimas de abuso sexual del cura colombiano Juan Diego Escobar Gaviria, puso en duda la efectividad de las nuevas normas
“Los curas le buscan la vuelta y por más que les digan que hay que evitar el contacto en algún momento lo tienen. Ellos buscan la forma de acercarse a los chicos y de intimar con ellos. Los chicos les tienen miedo, es lo que le inculcan ellos, y seguirán abusado por más que haya un protocolo”, dice.
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Por su parte, Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico considera que más allá de la elaboración de un código como este, el problema es “el fuero eclesiástico”.
Cuestiona que “la Iglesia considera los abusos más como una falta moral que como un delito y esa falta moral es consecuencia de la debilidad de los sacerdotes, que se convierten en víctimas que no pueden contenerse ante la tentación. La crudeza del protocolo refleja esta mirada”.
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